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Tensión entre Policía y okupas en el desalojo de un edificio en la calle Tarragona

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Son las 9 de la mañana y la Policía Nacional llega puntual a la calle Tarragona número 20. En la misma puerta ya se encuentra la juez que ha dictado la orden de desalojo y varios policías de paisano esperan a sus compañeros para que comiencen el trabajo. 

Se trata del desalojo del edificio propiedad de la constructora Hercusa, okupado desde hace más de un año por una quincena de jóvenes, según los vecinos. El desalojo ha pillado por sorpresa a los ‘inquilinos’ de la casa, la mayoría aún durmiendo. Los antidisturbios, tras romper la cadena de la puerta con un gran mazo, entran al edificio para ir registrando las cinco plantas del bloque e ir obligando a los okupas a recoger sus cosas y salir de allí. 

Tras los fuertes golpes provocados por el mazo, algunos de los okupas salen por las ventanas gritando y pidiendo calma a los agentes.

Mientras, las calles aledañas se llenan de vecinos curiosos, y los atascos se multiplican debido al corte de la calle Tarragona. 

“Pobrecillos, pero si no hacen daño a nadie”, “¡Lo que tenían que hacer es preocuparse por la especulación inmobiliaria que hay en Madrid!”. Estas son algunas de las opiniones de los vecinos que se acercaban. 

Más de un año okupado

Este bloque, compuesto por cinco plantas, pertenece a la constructora Hercusa, la cual iba a construir en él nuevas viviendas. Pero este plan tuvo que ser abortado cuando la casa se llenó de ‘inquilinos’, hace más o menos un año. 

Según nos han comentado desde la constructora, el edificio fue alquilado a la productora Globomedia para grabar parte de un capítulo de una conocida serie de televisión. Tras acabar el rodaje, el equipo cerró la puerta con una cadena, tal y como la encontraron. Al día siguiente, la cadena estaba cambiada, y el edificio estaba ya okupado. 

Aspectos legales de la okupación

En el ámbito legal, la okupación está recogida en tres artículos del Código Penal. En ellos se habla de la usurpación violenta de inmuebles y de la ocupación de un inmueble ajeno que no sea morada. En muchos de los casos las okupaciones pueden generar otro tipo de delitos, como es el caso de la defraudación del fluido eléctrico, que es exactamente lo que ha sucedido en este edificio.

Ya en octubre del año pasado la Policía Municipal visitó el bloque para identificar a los ‘inquilinos’,  tras una denuncia de la sociedad propietaria del edificio. La identificación no fue posible ya que se negó la entrada a los agentes, que en ese momento vieron que en el interior se disponía de electricidad.

Tras no poder identificar a los inquilinos del bloque, el Ministerio Fiscal acordó como medida cautelar el desalojo, que se acaba de llevar a cabo.  

Lo que parece ser un desalojo tranquilo, cambia de aires al final de la mañana, cuando algunos de los okupas piden volver a entrar en el edificio, con la excusa de recoger un gato que se habían dejado olvidado. 

Este hecho retrasa el desalojo, además de crear una situación tensa entre los okupas y los antidisturbios, que tienen que obligar a la gente a dispersarse. 

Tras este incidente, el edificio queda tapiado. Los okupas abandonan lo que hasta ahora ha sido su hogar y que, según algunos testigos que  entraron al edificio, no cumplía las normas de limpieza mínimas para ser habitable.

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