El año ha comenzado con turbulencias en el aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas, aunque no precisamente en la pista de despegue y aterrizaje. Entre el 1 y 2 de enero, el pasajero de un vuelo procedente de Parías accedió al módulo F del párking oficial de la Terminal 4 para subirse al BMW que un día antes había aparcado en dicha zona. Para sorpresa del individuo, el vehículo había sido sustraído sin que los servicios de seguridad se hubiesen percatado de ello, situación que según ha avanzado el diario ABC se ha repetido en el tiempo en numerosas ocasiones, además de los “constantes daños a vehículos” que denuncian los sindicatos.
Con respecto al último episodio registrado: el BMW abandonó el párking sin que las cámaras recogiesen el momento de salida -como sí había sucedido en el caso de entrada-. El vehículo fue interceptado de manera fortuita por las autoridades, después de que los agentes diesen el alto a un automóvil que circulaba en dirección contraria y que resultó ser el robado en el aparcamiento de AENA, gestionado por la empresa Empark -adjudicataria de la gestión de los aparcamientos del aeropuerto-. Falta por ver si el seguro de la compañía se hará cargo de los desperfectos causados al vehículo.
Puesto que el caso del BMW sustraído no es nuevo, un par de meses antes se denunció el robo de otro automóvil de alta gama en la T2, los investigadores sospechan de que se trate de un grupo organizado. Asimismo, las autoridades también trabajan con la posibilidad de que algún empleado del servicio de aparcamiento esté actuando en connivencia con los delincuentes, alertando a estos últimos de coches que hay y el tiempo que tienen para llevárselos, además de facilitar la salida de los turismos sin que las cámaras lo registren.
Además de los casos de robo, la Comisión de Trabajadores Asamblearios, según ha podido conocer el citado medio de comunicación, remitieron un escrito al director del aeropuerto informando sobre lo “frecuente” que es encontrarse con “ruedas pinchadas, cristales y espejos rotos, además de daños en las carrocerías”. Según los empleados, la escasez de personal y la carencia de cámaras de seguridad facilitan que se produzcan este tipo de situaciones. Si bien desde Empark indican que en 2018 sólo se registraron un total de 28 incidencias por robo y desperfectos en vehículos, los empleados esgrimen que la cifra es mucho más alta. “En cuatro años hemos detectado más de 300 incidencias de este tipo”, señalaba un operario a ABC.
