La Asociación Prolibertas inauguró el pasado 22 de febrero la Casa Miguel Ferrer para la acogida de mujeres reclusas y ex-reclusas que estará gestionada por religiosas Trinitarias. Situada en la calle Ge-neral Ricardos, en ella se llevará a cabo un programa de atención a estas mujeres que presentan desarraigo familiar y carecen de redes de apoyo social. El director, José Sevilla, subrayó que el objetivo es “reinsentar a las mujeres que están en prisión” y “terminar una vez que han conseguido empleo”.