En una sociedad donde siempre somos más dados a la crítica (normalmente nada constructiva) que al reconocimiento de méritos de los demás, no cabe sino “hacer pasillo” al Real Madrid y felicitarle por el título de Liga conseguido ya matemáticamente, y de forma épica, el pasado domingo en el campo del Osasuna.
Hay que felicitar esta temporada tanto al Presidente del Club, Sr. Calderón y sus directivos, como al cuerpo técnico, con el Sr. Schuster a la cabeza. A los servicios médicos, que han tenido trabajo a destajo, con etapas en que han coincidido hasta diez jugadores lesionados, como, por supuesto, a todos y cada uno de los jugadores que componen la plantilla; desde los titulares indiscutibles hasta los teóricos reservas,que han sabido suplir estupendamente a aquellos en caso de lesión o sanción. Y todo ello fraguado desde el esfuerzo, la ilusión y la humildad, trabajando día a día en pos de una meta.
Ha sido este año un verdadero EQUIPO, tanto dentro como fuera del campo, donde nadie se ha sentido indiscutible ni nadie se ha sentido humillado por no jugar habitualmente. Ese espíritu ha servido para que el Real Madrid haya entonado el alirón con todo merecimiento y por anticipado, con una distancia en puntos sobre sus perseguidores no vista hace años; un espíritu que tuvo su eclosión final en el último partido, donde el equipo sacó la casta que le ha hecho famoso en el mundo, para vencer cuando todo lo tenía en contra.
Por todo ello, y con el deseo de que la próxima temporada alcance también éxitos internacionales -¡la “Décima” espera!-: ¡Enhorabuena al campeón y a seguir en esa línea, que todavía se puede mejorar, y ánimo al resto de equipos españoles, y también a la Selección en el inminente europeo!.
