La inflación se dispara, hasta ahora, al 4,1 % y los “culpables” según las autoridades económicas son el petróleo y los cereales. Pues bien, es más lógico y razonable creer que a esa “culpabilidad” no es ajeno el Gobierno por mantener sobre los hidrocarburos un impuesto que representa nada menos que el 60% del precio último de la gasolina. Al mismo tiempo, esas mismas autoridades económicas miran hacia otro lado, como si la cosa no fuera con ellos, para mantener su voracidad recaudatoria, tan generosamente nutrida como disparatada, a costa de nuestros bolsillos. Así pues, es a todas luces evidente que buena parte de la verdadera “culpabilidad” de la citada inflación se debe a las desorbitadas cargas fiscales que, con permiso, decisión y responsabilidad de la autoridad competente, vomitan las mangueras de los surtidores, y que representan y repercuten en cerca de 2 puntos de la inflación real que soportamos.