Confieso que cuando oí el título del célebre culebrón colombiano: Sin tetas no hay paraíso no di crédito a mis oídos, y menos aún a la trama del mismo: unas jóvenes se implantan silicona en los pechos para conseguir novios mafiosos que las mantengan regalándoles ropa cara y joyas. Deduzco entonces que la meta de ciertas mujeres consiste en un aumento del volumen de sus senos, para conseguir a un malhechor por pareja y ser mantenidas sin pegar golpe. Pero el guionista tampoco deja a los hombres bien parados, al parecer sólo les mueve el tamaño de las tetas de las mujeres. En fin, la TV se ha convertido en una pista de descenso libre de morbo escabroso. Lo inmoral progresa y los buenos callan, ¿qué será para ellos el paraíso?.
