Hace una semana sobre las doce de la noche, echando gasolina en un surtidor de la Avenida de los Poblados, me urgía usar el urinario, pues mi próstata estaba que explotaba, y me dice la señorita cajera que los lavabos de la gasolinera sólo se pueden usar hasta las 10 de la noche que está abierto el autoservicio, que si quería hacer mis necesidades tenía que hacerlas en la calle alrededor del surtidor a riesgo de que te caiga una multa; y menos mal que pude hacerlo, pues eran necesidades primarias, pero ¿y si le da a uno un apretón intestinal? Vamos que sería una cochinada. Así es que no entiendo cómo estas gasolineras, pues no es la única en que me ha pasado, dan servicio para vender gasolina y no para que uno tenga que hacer sus necesidades fisiológicas primarias.