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Un asentamiento de rumanos sobrevive a los pies de San Francisco el Grande

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Ropa extendida en los bancos, colchones, cartones, comida, carros repletos de utensilios o tiendas de plástico para cubrirse del frío y la lluvia son la evidencia. En el Parque de la Cornisa, a espaldas de la Iglesia de San Francisco el Grande, viven en la calle alrededor de una decena de personas de origen rumano desde hace casi un año. Este es sólo uno de los 20 asentamientos de indigentes del distrito reconocidos por los responsables municipales, aunque otras fuentes como el grupo socialista o varias entidades sociales elevan el número hasta la treintena. Y es que Centro es la zona más afectada de la ciudad por la presencia de sin techo en sus calles. Una preocupante situación que requiere la adopción de medidas y programas sociales que frenen el deterioro de esta zona de la capital.

Deterioro del Parque de la Cornisa
Pendiente de la operación urbanística que decidirá su futuro, sobrevive entre la Gran Vía de San Francisco y la calle del Rosario, el Parque de la Cornisa. Una zona verde que pidieron con insistencia los vecinos de las Vistillas y que ahora no pueden disfrutar en su totalidad por la presencia de los inmigrantes rumanos que malviven en ella. A pesar de que son pacíficos y no han provocado altercados, lo cierto es que su sola presencia crea sensación de inseguridad en la zona, sobre todo para los mayores que cruzan el parque a diario para acudir al Centro de Mayores San Francisco.

Lo que sí generan es suciedad no sólo en el parque, sino en un jardín más oculto y contiguo donde guardan sus pertenencias y al que acceden cuando el centro municipal cierra sus puertas. “No es agradable para nosotros verles dormir, lavarse o comer frente a nuestras casas o junto a la zona infantil donde juegan nuestros hijos”, asegura una vecina afectada. “Además, ahora que hace frío, no dudan en hacer hogueras para calentarse o para cocinar, y el parque poco a poco se va deteriorando”, confirma un joven mientras pasea a su perro muy cerca del campamento.

Por todos estos motivos, la Policía ha intervenido en la zona en varias ocasiones, desalojando a los inmigrantes y desmontando sus tiendas. Sin embargo, a las pocas horas, regresan los mismos inmigrantes con nuevas pertenencias para levantar de nuevo el asentamiento. Y vuelta a empezar. De hecho, algunas asociaciones de vecinos sospechan de que existe una intención deliberada de degrdar la zona para ayudar a los “movimientos urbanísticos” que pronto serán una realidad en el entorno.

El “otro Madrid”
En cualquier caso, el Parque de la Cornisa, Lavapiés, la Plaza Emir Mohamed I o la calle Barceló son sólo tristes ejemplos del “otro Madrid” en el que malviven más de 1.500 personas entre miseria, pobreza, frío y soledad.

 

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