Nueve meses han sido necesarios para que los investigadores que tratan de localizar a Miguel de Cervantes hayan accedido por fin a la iglesia de las Trinitarias de Madrid, donde se cree que fue enterrado el escritor, para comenzar a extraer restos óseos de los nichos y sepulturas que atesora la cripta.
El hito se ha dado hoy, y los protagonistas son una treintena de arqueólogos, forenses, técnicos e historiadores que se han adentrado en un "proyecto nacional" que aúna ciencia y cultura para recuperar los restos del escritor -fallecido en 1616- precisamente cuando se cumple el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote.
Desde esta mañana y aproximadamente durante diez días, el equipo estará trabajando en la iglesia con la misma metodología: primero se visualiza con una cámara microscópica cada punto de enterramiento para después extraer el material relevante y analizarlo en el laboratorio móvil instalado en la propia cripta, a cinco metros bajo tierra.