El pasado fin de semana agentes de la Policía Municipal dieron el alto al conductor de un Renault Scenic que utilizaba el teléfono móvil mientras circulaba por la zona centro. Lo que podía haberse saldado con una denuncia de tráfico, finalizó con la detención de los dos ocupantes del vehículo por un delito contra la salud pública, ya que mientras los agentes comprobaban la documentación, los dos ocupantes mantuvieron una actitud muy nerviosa, motivo por el que los agentes municipales procedieron a realizar una inspección ocular en el coche.
En un primer momento encontraron a uno de los detenidos una dosis de cocaína y posteriormente observaron una mochila, entre los asientos de conductor y del copiloto, que contenía en su interior diversos utensilios de aseo personal, entre los que se incluía un bote de desodorante del tipo roll-on con el tapón manipulado.
Tras un examen más minucioso del bote de desodorante, los agentes lograron abrir la zona inferior del mismo que contenía en su interior 11 envoltorios monodosis con sustancia estupefaciente (cocaína) preparadas para la venta y otras 11 bolsitas con la misma sustancia aún sin preparar.
La ocultación de sustancias estupefacientes, en lugares y elementos cotidianos cada vez más inesperados, es una práctica habitual con la que los delincuentes intentan evitar la localización de la droga a primera vista, circunstancia que hace cada vez más complicado localizar los escondites. Los guarnecidos o los huecos de los vehículos, pasando por las latas de refresco o las botellas de agua aparentemente llenas de líquido, son algunos de los lugares utilizados para ocultar la droga.
Finalmente, el sistema de ocultación no funcionó y resultaron detenidos los dos ocupantes del vehículo -padre e hijo de 25 y 45 años- por un presunto delito contra la salud pública./
