Además de presentar las correspondientes alegaciones al proyecto, el colectivo ha cargado a través de un comunicado contra la iniciativa al entender que ésta supone “un nuevo acoso a la actividad de las pymes del ocio, la cultura y el turismo” de la capital, reprochándole al Ejecutivo local que se excuse en “la lucha contra el ruido”.
La plataforma recuerda los 15 años de fracasos en la lucha contra el ruido que acumula la administración local a través de “las inútiles” cuatro ZPAEs aprobadas hasta la fecha en Aurrerá, AZCA, Centro y Gaztambide, las cuales “no han resuelto ningún problema”, señala la organización. En este sentido, los detractores denuncian que “la Concejalía de Medioambiente redacte una ZPAE que focaliza, desde su primer artículo, sus actuaciones restrictivas contra las pymes que más se preocupan y comprometen con el cumplimiento de su normativa reguladora, frente a la impunidad con la que todas las actividades ilegales que provocan ruido en la ciudad realizan y extienden su actividad, cada vez más”.
El colectivo reprocha al Ejecutivo que no haya actuado sobre el principal foco de contaminación acústica, cómo es el ruido del tráfico en sus grandes ejes viarios. En este contexto, la Plataforma por el Ocio expone “la irregular excepcionalidad” establecida sobre la zona de Canalejas, que queda al margen de todas las medidas de la ZPAE y que, por instrucciones directas de la Concejalía de Urbanismo, va a incluir un plan para la puesta en marcha de más de 3.000 metros cuadrados de actividades hosteleras y recreativas en el núcleo de la ZPAE, “aplicando medidas restrictivas a las pymes existentes pero permitiendo que las grandes corporaciones se instalen en el centro de Madrid”.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, la Plataforma por el Ocio quiere anunciar la puesta en marcha de una nueva campaña informativa y de protesta, para hacer llegar a la ciudadanía, a los vecinos, pymes y trabajadores de los sectores afectados del Distrito Centro la nueva injusticia que supone la redacción de la nueva ZPAE de Centro, así como la inutilidad de sus medidas para luchar contra el ruido y para mejorar la calidad de vida de los madrileños.
