Un hombre alertó al cuerpo de seguridad local de que le pareció observar que efectos de su propiedad estaban a la venta en un puesto del emblemático mercadillo.
Los agentes se trasladaron al baratillo y comprobaron los objetos sospechosos a través del número de serie, verificando que efectivamente se trataban de productos sustraídos días antes al denunciante: dos relojes de pie, una bandeja con bajorrelieves, dos jarrones decorativos y distintas figuras y candelabros.
Los vendedores alegaron que dichos efectos habían sido adquiridos a otras personas, por lo que la Policía no pudo arrestar a los vendedores; sin embargo se ha abierto una investigación para esclarecer el caso.