Grupos de jóvenes inmigrantes recorren las calles de nuestra ciudad cada día. Algunos mendigando y otros, la gran mayoría, buscando la mejor oportunidad para cometer pequeños hurtos o robos amparados por su condición de menores de edad. En numerosas ocasiones los medios de comunicación han alertado del “trabajo” de estas bandas de menores dedicados a robar móviles, carteras o bolsos en los locales del centro de la ciudad mientras despistan a sus propietarios valiéndose de cualquier estrategia.
La banda de Chamartín no es la única de este tipo que ha alarmado a los madrileños en los últimos meses. En el entorno de Tirso de Molina, en el distrito de Centro, las asociaciones de vecinos han denunciado la presencia de otro grupo de menores que actúa de forma similar, asaltando a los clientes y usuarios de las entidades bancarias. Además de estos atracos, los vecinos de la zona también están sufriendo robos en sus vehículos, tanto, que ya no es extraño encontrar carteles en los coches donde se lee “soy del barrio, no hay nada dentro”.
Impunidad legal
“La sensación de inseguridad no coincide con los datos objetivos”
Mientras los robos en plena calle, en las viviendas o en los comercios de la capital preocupan cada vez más a los madrileños, el jefe superior de la Policía de Madrid, Enrique Barón, ha asegurado que esta sensación de “inseguridad subjetiva no responde ni coincide con los datos objetivos” facilitados por la Delegación del Gobierno. Resultados que revelan que la tasa de criminalidad, en la que se incluyen delitos y faltas por cada 1.000 habitantes en la región, descendió en esta legislatura en tres puntos de media. De esta forma, según la Delegación del Gobierno, en Madrid han descendido los homicidios, los robos y los atracos con violencia. Sólo se han incrementado las tasas de robos con fuerza en las viviendas y los robos en establecimientos.