Las calles Hermanos de Pablo, Gutierre de Cetina, Los Ur-quiza, y todo el entorno de Pueblo Nuevo y Ascao se han convertido, para la ciudad de Madrid, en el barrio latino. Así es como lo llaman comunmente el resto de vecinos madrileños, cuando se refieren a esta zona del distrito. Una zona que siempre se ha caracterizado por su calidad comercial, ya que en el tramo de la calle Alcalá que transcurre por ella, abundan las tiendas y boutiques de conocidas marcas de moda. Hoy la calle Alcalá conserva su estatus, más o menos superviviente en esta época de crisis económica, pero las calles perpendiculares a ella se han convertido en el lugar ideal del colectivo inmigrante llegado a Madrid.
Tiendas, locutorios, bares, supermercados… todo de origen latino, y exclusivamente para latinos, es lo que a día de hoy encontramos en este entorno.
La mayoría de los vecinos de toda la vida aseguran que “la convivencia suele ser llevadera” y que salvo algún altercado concreto no hay problema. Sin embargo, la preocupación vecinal de ahora es que, como dice un vecino de Ascao, “uno ya no se siente de aquí, el extranjero pareces tú”. Lo destacable ahora ya no son tanto los problemas de convivencia, y el choque cultural que con el paso de los años se han ido limando; sino el sentimiento de desarraigo y desamparo que los vecinos de siempre afirman sentir. Y esta es la sensación que se ha asumido en el barrio de Pueblo Nuevo, en el que se ha ido viendo como el entorno se ha convertido en “el barrio latino”.
Por su parte, muchos de los inmigrantes aseguran haber encontrado su sitio en este barrio. Tanto es así que desde hace dos años, el distrito de Ciudad Lineal dedica unos días a la celebración de la Virgen del Cisne, patrona de Ecuador.
