La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a 26 años y seis meses de cárcel a un hombre acusado de secuestrar en mayo de 2010 a su mujer para intentar asesinarla en un descampado con una carabina que llevaba oculta en un tubo de desagüe.
Según recoge la sentencia de la sección 27 de la Audiencia madrileña, Ernesto M.R. ha sido también condenado por disparar contra los guardias civiles que iniciaron su persecución cuando fueron avisados por el hijo de la mujer de lo que estaba sucediendo.
El tribunal ha considerado probado que el acusado, que se encontraba en el momento de los hechos en proceso de separación conyugal, concibió un plan para matar a su mujer: pensaba llevarla contra su voluntad a algún paraje donde poder dispararle con un arma de fuego.
Los hechos ocurrieron el 18 de octubre de 2010 cuando el procesado estacionó su furgoneta junto al domicilio de la mujer en la localidad madrileña de Las Rozas, portando un tubo de desagüe de PVC tapado por bolsas de basura que ocultaba una carabina.
Unas horas después, al ver llegar a la mujer, el hombre la obligó a subir al vehículo amenazando con dispararle si no le hacía caso. Ella subió si bien aprovechó un despiste de su captor para llamar por teléfono a su hijo.
Pese a que el joven llegó rápidamente al lugar, su padre se dio a la fuga en la furgoneta y el hijo les siguió con su motocicleta al tiempo que llamaba a la Guardia Civil. No obstante, tuvo que desistir en la persecución al escuchar a su madre que le pedía que parase porque sino el hombre la dispararía.
Agentes de la Guardia Civil localizaron el vehículo en el kilómetro 5 de la M-505 y el acusado, al percatarse de su presencia, gritó:"¡Esto no puede seguir más!" y cogió de nuevo el arma dispuesto a matar a la mujer, que se tiró de la furgoneta en marcha.
Uno de los agentes socorrió a la mujer, pero Ernesto disparó su carabina contra ellos dos con el claro ánimo de matarles pero sin alcanzarles. Tras ello, Ernesto paró el coche y disparó contra los agentes, quienes repelieron la agresión con varios disparos hasta que el agresor se rindió y bajó de la furgoneta en la que se encontraba parapetado, con una herida de bala en el antebrazo.
