La exhumación de Francisco Franco continúa siendo la prioridad para el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hasta tal punto que el socialista prefirió enviar a dos de sus más altos cargos al Valle de los Caídos para acelerar la salida del dictador cuando el termómetro de tensión en las calles de Barcelona alcanzó las cotas máximas. Así, mientras que en las inmediaciones del parlament partidarios radicales de la independencia arremetían contra los Mossos, dos subsecretarios del Ejecutivo acudían a la Basílica.
Así, la número 2 de la cartera de Justicia, Cristina Latorre Sancho, y el subsecretario de Presidencia, Antonio Hidalgo, mantuvieron un encuentro con los monjes del templo en la tarde de ayer, 1 de octubre, coincidiendo con la celebración del primer aniversario del referéndum ilegal en Cataluña. El operativo de seguridad establecido para la jornada del 1-O en la ciudad condal fue previsto como si de un día normal se tratase, sin embargo, las circunstancias eran totalmente anormales.
De esta manera, sin apenas efectivos, los Mossos temieron por su propia seguridad ante el intento de asalto al Parlament por parte de los denominados CDR, quienes alentados por el propio president de la Generalitat, Quim Torrà, se enfrentaron con las autoridades. Mientras, las personas que coordinaban el funcionamiento interno y el asesoramiento técnico con el Presidente del Gobierno se encontraban en el Valle de los Caídos para encauzar el proyecto de Sánchez.
