El presidente de los farmacéuticos madrileños ha explicado que todavía es pronto para valorar cómo está funcionando la medida, ya que «es hoy cuando se han abierto las consultas y las recetas prescritas de hoy son las que se tienen que abonar».
Según García Romero, entre los ciudadanos hay enfado por tener que pagar la tasa ya que «a nadie le hace gracia» pagar un euro por receta y en las farmacias, el enfado es «por la carga burocrática de tener que explicar al ciudadano y canalizar los enfados».
El farmacéutico tiene que oír las quejas e intentar explicar en qué consiste y de alguna manera aguantar el malestar que manifiestan los pacientes.
Sobre el retraso en la puesta en marcha del sistema informático que permite a las farmacias saber si el paciente ha alcanzado el tope máximo de 72 euros anuales, García Romero cree que "se trata de un problema de la administración y que a las farmacias «no les debería preocupar mucho».