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Madrid Arena no fue un accidente

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Esta semana comienza el juicio oral del llamado caso ‘Madrid Arena’, en referencia al lugar donde murieron aplastadas el 1 de noviembre de 2012 cinco jóvenes. El ‘Thriller Music Festival‘ se llamaba la macrofiesta que prometía a los asistentes “pasarlo de miedo”. Palabras que el infortunio y la negligencia de algunos convirtieron en un macabro augurio.

El juez Eduardo López Palop ha imputado a 15 personas. Pero no hay que olvidar la ristra de concejales delegados cesantes que desencadenó el caso, entre ellos el exjefe de la Policía Municipal, Emilio Monteagudo. También han sido procesados puestos de responsabilidad de la antigua empresa pública Madridec, que gestionaba el recinto. No hay ningún político ‘puro’, pero a nadie se le olvida que fue uno de los hechos que más marcó para cerrarla la trayectoria política de Ana Botella.

Y dejando al margen responsabilidades políticas, el magistrado dispara contra los organizadores del evento como culpables directos de lo ocurrido. Y no es para menos. En una pabellón con un aforo para 10.000 personas llegaron a entrar 23.000, algunas menores de edad. Y, para más inri, tras la tragedia quisieron ocultar entradas para que no conociéramos la gravedad del sobreaforo.

Muertas cuando no lo estaban

Pero la irresponsabilidad de los promotores, con el empresario Miguel Ángel Flores a la cabeza, va más allá. Las cámaras de seguridad no grababan, se abrió un portón principal durante la actuación de Steve Aoki que provocó avalanchas, la seguridad interna no realizó bien su trabajo y la actuación del septuagenario doctor Simón Viñals fue lamentable. Lo dice el juez: “Su supervisión en la preparación y dotación del habitáculo mal llamado enfermería fue negligente y temeraria, dando por muertas a tres chicas que no lo estaban”.

En el juicio se dirimirán las responsabilidades definitivas sobre el caso pero ya hemos aprendido algunas de ellas en este tortuoso camino de más de tres años. Y es que las normas de seguridad están para cumplirse y no sólo para figurar en una directiva.

Además, un evento de tantísimas personas debe controlar severamente los aforos, menores, instalaciones, salidas de emergencia, alcohol… Los cargos políticos nombrados para vigilar estas cuestiones tienen que hacer su trabajo y no sólo llevárselo crudo. El personal que trabaja en el interior de estas fiestas tiene que ser profesional y no amiguetes de quien monta el sarao. No se deben conceder licencias de gestión a empresarios con dudosa reputación y con deudas pendientes a las administraciones, etcétera.

Demasiados errores encadenados que han llevado a la Fiscalía a concluir que lo ocurrido en el Madrid Arena fue un accidente ni los sucesos que desencadenaron la tragedia fueron inevitables. Pero Miguel Ángel Flores no ha dejado de intentar organizar más fiestas en este tiempo. Él considera que fue un lamentable siniestro y no tiene culpa, por lo que no hay duda de que sorpresas en su estrategia de Defensa. Lo veremos. Se abre el macrojuicio. Audiencia Pública.

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