Hacía 15 años que no se registraba un triple homicidio en Madrid. El anterior había sido en 2001, en esos años en los que las estadísticas de crímenes en la región superaban el centenar, algo muy distinto a la treintena con que acabó 2015. Por eso es triple asesinato de la calle Marcelo Usera del pasado 22 de junio cobra mucha importancia en la crónica negra madrileña.
Los hechos tuvieron lugar en el primer piso del número 401, que hacía de despacho de abogados para extranjeros. Avisados por un pequeño fuego, los bomberos llegaron allí a mitad de la tarde y se encontraron rodeados de sangre a tres muertos: la abogada Elisa C.G., cubana de 26 años; la empleada del bufete Maritza O.R, cubana de 46 años; y el cliente Jhon Pepe C.V. de 43 años y origen ecuatoriano.
Según unos vecinos, un ‘hombre raro’ había llegado al lugar preguntando por el jefe del despacho, Víctor Joel S.C. De hecho, la secretaria llegó a comunicar con él y avisarle de lo ocurría, algo que le salvó la vida. Nunca sabremos lo que verdaderamente pasó desde ese llamada hasta la llegada de los bomberos. Lo que la Brigada Científica ha determinado ya es que el intruso mató a golpes al cliente y a la secretaria con una palanqueta, con la que apuñaló hasta la muerte a la letrada. Para borrar huellas generó dos pequeños fuegos en las papeleras, con los que no logró incendiar el inmueble.
Desde entonces, los agentes, dirigidos por el Grupo V de Homicidios, trabajan en la resolución del caso. Ya han descartado que el presunto autor sea un sicario debido la «nula profesionalidad» de sus actuaciones. Y es que no logró atentar contra su objetivo, el arma la cogió en la escena del crimen y el incendio fue «improvisado y mal ejecutado», según los investigadores. Sea como fuere, lo que es cierto es que ni las huellas recogidas en el despacho ni los testimonios a vecinos han facilitado la iden0tidad o el paradero del asesino quien, como temen algunos ha podido refugiarse en un país americano.
Pero la Policía no descarta ninguna hipótesis sobre el autor y el móvil del triple crimen. Y es que el abogado en cuestión y supuesto objetivo primario del homicida se había granjeado muchos enemigos por los casos judiciales que había llevado tanto en España como en su país de origen, Perú, donde fue secretario judicial. Un conflicto entre un cliente y el letrado en alguna de estas causas, algunas relacionadas con embargos y narcotráfico, podría haber motivado este cruel desenlace en la calle Marcelo Usera. El hombre tenía tantas deudas e historias turbias que han tenido que proporcionarle protección policial.
Lo que haya llevado al asesino a intentar cargarse a su antiguo abogado podrá descubrirse tarde o temprano, pero el hecho de que en su lugar matara a sangre fría a tres personas –una de ellas pasaba por allí– genera muchísimas más preguntas, miedo y estupefacción.
