Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

BIME Live: Hay buenos festivales más allá del verano

principal.jpeg

No en vano, sus organizadores, Last Tour, tienen una amplia experiencia en eventos de la talla de BBK Live y Azkena Rock. Pero las características de BIME Live son algo diferentes y particulares, pues ya hace tiempo que acabó el verano y su celebración requiere un recinto en el que no pasemos frío; en este sentido, el BEC (Bilbao Exhibition Centre) cumple correctamente al proporcionar tres pabellones cubiertos y cuatro escenarios.

El pabellón principal del festival acogió los escenarios Heineken y Thunder Bitch, en los que se alternaban la mayor parte de los grupos, incluyendo los cabezas de cartel. Sin embargo, el primer escenario que pisamos el viernes fue el Antzerkia, un espacio pensado para propuestas más relajadas y contemplativas, lejos del ajetreo de los escenarios principales. Desde las cómodas gradas del Antzerkia disfrutamos del veterano cantautor californiano Mark Eitzel, que con su banda ofreció un elegante concierto rock en el que sonaron tanto canciones de su nuevo disco como viejos temas, entre ellos algunos de su antiguo grupo American Music Club.

A continuación estaba programado allí otro experimentado y talentoso cantautor estadounidense, Bill Callahan, pero finalmente nos decantamos por presenciar a los cabezas de cartel de la jornada en el pabellón principal. El dúo inglés de hard rock Royal Blood era sin duda el mayor reclamo del día para el gran público: su disco debut de hace ya tres años cosechó una legión de jóvenes fans, y su nueva y más que correcta continuación (How Did We Get So Dark?) busca consolidar su gran éxito. Estos dos muchachos podrían considerarse por una parte una especie de herederos modernos de Led Zeppelin (salvando las distancias, claro), y por otra la contundente respuesta inglesa a propuestas yanquis de tanto calado como The Black Keys y The White Stripes. Pero Royal Blood tiene algo muy especial que les define: sólo utilizan bajo y batería. Mike Kerr es capaz de exprimir tanto el instrumento de cuatro cuerdas (cuyo modelo va cambiando en cada canción) gracias a su pericia y sus pedales, por lo que que en ningún momento se echa en falta una guitarra. El concierto fue todo un espectáculo de rock, en el que no faltó ninguno de los éxitos del joven y popular dúo. Durante una parte también les acompañaron unas coristas femeninas, pero sus voces no se escucharon lo suficiente entre tamaño estruendo rockero.

                              

 

Tras Royal Blood tocaban otros ingleses, Ride, una de las bandas clave de la generación shoegaze de finales de los 80 y principios de los 90, que siguiendo los pasos de otros grupos emblemáticos de la época como My Bloody Valentine y Slowdive decidieron reunirse hace pocos años para deleite de muchos de nosotros. Durante los largos años de inactividad de Ride, uno de sus miembros, Andy Bell, se acercó mucho más al mainstream como miembro de Oasis, pero la ruptura de la archiconocida banda y de su sucesora, Beady Eye, posibilitó el regreso del mítico grupo que ahora nos ocupa (¡y es que no hay mal que por bien no venga!). Tras una gira de reunión que les llevó al Primavera Sound en 2015, ahora vuelven a la carretera con un nuevo disco bajo el brazo: Weather Diaries, el primero que sacan en más de 20 años. Tanto la citada obra (que nos ha gustado aún más de lo que esperábamos) como el directo que presentaron en BIME demuestran que están en muy buena forma: las nuevas canciones saben captar la esencia clásica del grupo, y al mismo tiempo logran transmitir la sensación de ser nuevas, contemporáneas y refrescantes. Y por supuesto, también interpretaron clásicos tan memorables como Vapour Trail y Leave Them All Behind, como sólo ellos saben hacerlo.

 

La leyenda alemana

 

En este punto llegaba el ’solape’ más doloroso de la noche (y probablemente del festival): Metronomy (escenario Thunder Bitch) vs. Einstürzende Neubauten (escenario Antzerkia). Aunque son grupos totalmente diferentes, ambos estaban entre nuestros favoritos del cartel (cosas del eclecticismo) y cualquiera de las dos opciones era apostar sobre seguro. Sin embargo, ya habíamos visto en esta gira a Metronomy, maestros ingleses del synthpop y la ‘indietrónica”, así que decidimos presenciar el impactante show de los más experimentales Einstürzende Neubauten. Esta legendaria banda alemana de música industrial y experimental (en activo desde principios de los 80) está comandada por el excéntrico y carismático Blixa Bargeld, también conocido por haber sido miembro de Nick Cave and the Bad Seeds durante muchos años.

 

Su disco más recientes es un Greatest Hits, por lo que la siniestra voz de Blixa cantó muchas de las canciones más conocidas de su larga trayectoria, empezando por la imperecedera The Garden. Mención especial merece el también miembro fundador N.U. Unruh, que en cada canción nos sorprendía con un instrumento más loco (y los inventa él mismo): tubos metálicos, percusiones de todo tipo, metales que caían al suelo provocando un particular sonido, etc. En definitiva, el mejor y más memorable concierto de este viernes.

Se acercaban ya las 2 de la madrugada, y sólo quedaba electrónica por delante. Y aunque nos gustaría que a estas horas los festivales también ofreciesen la opción de rock, no hubo motivos para levantarnos teniendo en cuenta la calidad de las propuestas del BIME. Los hermanos Orbital, uno de los mayores baluartes del techno inglés de la historia, nos hicieron bailar con una sesión muy movida aderezada por un excelente juego de luces. Más tranquilos fueron los islandeses Kiasmos, cuyo estilo se acerca más al IDM y al minimal, aunque también nos gustó mucho su actuación y nos sirvió para coger aire antes de adentrarnos en el tercer pabellón, en cuyo escenario Gaua desfilaban DJs hasta las 6 de la mañana.

La verdad es que en aquel primer día notamos el recinto muy vacío, incluso en las actuaciones de Royal Blood y Ride. Se acercaron al festival 8.700 personas, casi la mitad que el sábado, quizá por el mayor tirón de sus cabezas de cartel del segundo día. Y es que, por muy populares que sean Royal Blood, parece que aún no son capaces de atraer tanto público como Franz Ferdinand y The Prodigy, al menos en España.

 

Un sábado cargado de conciertos

El sábado llegamos más temprano al recinto, con la intención de ver el divertido espectáculo de Las Bistecs. Estas dos chicas de Barcelona nos hicieron reír y pasarlo bien desde este primer momento de la jornada con su actitud provocadora y sus alocadas letras, interpretando un estilo que ellas mismas definen como ‘electro-disgusting’. Con una sonrisa en los labios, tocaba pasar a asuntos más serios y tomar la primera decisión difícil del día: ¿Idles o Delorean?

Teníamos mucha curiosidad por ver a los primeros, banda inglesa de post-punk (aunque ellos rechazan dicha etiqueta) que ha lanzado uno de los mejores discos debut del año. Metieron caña desde el principio, especialmente uno de los guitarristas, que no paraba de moverse e interactuar con el público. El cantante también estuvo a un gran nivel en todo momento, e incluso quiso pronunciar las únicas palabras en español que dice haber aprendido: “¿Dónde están las pastillas? Sin pastillas no hay fiesta”. Seguramente les perjudicó un horario tan temprano, porque no se vieron pogos hasta la última canción. Quizá la actitud del público hubiera sido mucho más desenfrenada dos o tres horas más tarde o en un horario que no compartieron con los compatriotas vascos Delorean.

 

 

Como el concierto de Idles fue breve aunque muy intenso, dio tiempo de acercarse al Antzerkia para ver el final del concierto de Delorean, que presentaban las canciones de su próximo disco(a la venta el 15 de noviembre), titulado Mikel Laboa en homenaje al célebre cantautor donostiarra. Delorean, que también son de Guipúzcoa, han grabado temas en euskera de Laboa reinventados con el espíritu electrónico de la banda, aunque dejan de lado su faceta más bailable para presentar un sonido más suave y relajado. Estamos deseando escuchar el disco y ver un nuevo concierto de Delorean desde el principio, pues en anteriores giras hemos disfrutado mucho con ellos, y nos gusta que prueben con nuevos proyectos tan diferentes y atractivos como este.

Corriendo una vez más de pabellón en pabellón, llegamos a tiempo para ver empezar a BNQT, el proyecto colaborativo que combina los miembros de Midlake con algunos de otras famosas bandas. Sobre el escenario Fran Healey (Travis) y Jason Lytle (Grandaddy) se turnaban el micrófono con Eric Pulido (Midlake) para cantar canciones tanto del disco de BNQT como de sus respectivos grupos. Incluso Alex Kapranos (Franz Ferdinand), que también forma parte de este proyecto, salió a cantar su canción Hey Banana (hay que destacar que fue el debut en directo de la canción) antes de irse a toda prisa a prepararse para el concierto de su banda principal, que tocaba justo después en el escenario de al lado. Sólo faltó Ben Bridwell de Band of Horses, que también participó en el disco de BNQT pero que en aquel momento debía encontrarse muy lejos. Fue un puntazo ver canciones como Sing y Why Does It Always Rain On Me? de Travis, o Hewlett’s Daughter de Grandaddy, interpretadas por este gran colectivo de músicos, pero no nos quedó más remedio que irnos un poco antes de acabar el concierto, porque iba a empezar el momento que esperábamos con más ganas.

 

Exquirla, el momento más mágico

En el escenario Antzerkia iba a interpretarse el mejor disco español del año. Una colaboración explosiva entre el cantaor flamenco Niño de Elche y los post-rockeros Toundra, que bajo el nombre Exquirla han grabado esa joya llamada Para Quienes Aún Viven, con letras basadas en la obra del poeta Enrique Falcón. Pocas veces ha funcionado tan bien la unión de dos estilos: las melodías de Toundra, que hasta ahora habían sido instrumentales, dejan ahora espacio para acoger la prodigiosa voz de Niño de Elche, que lleva varios años distanciándose del flamenco tradicional y conservador para ahondar en caminos a cada cual más sorprendente y cautivador. Ya ha habido otros intentos muy exitosos de mezclar el flamenco con el rock, como el magistral Omega de Enrique Morente y Lagartija Nick, pero Exquirla es un caso aparte porque se desprende de todos los elementos instrumentales clásicos del flamenco para tomar los de otros géneros (al igual que muchas de las canciones de otros discos de Niño de Elche).

 

 

En el caso de Exquirla, todo lo que queda del flamenco es la voz, mientras que los instrumentos proporcionan puro rock y metal. Y aunque vengan de estilos tan diferentes, al final lo que nos queda son unos músicos excelentes junto a un artista que pone toda su alma al cantar y recitar. A veces, coger elementos de aquí y de allá y explorarlos en un mismo camino da como resultado algo extraordinario como esto. Y si el disco es una maravilla, su directo no se queda atrás, como bien quedó demostrado en el BIME: la emoción que transmiten canciones como Destruidnos Juntos o Un Hombre nos puso la piel de gallina; además, acabaron con Canción de Amor de San Sebastián, un increíble y desgarrador tema basado en un poema de T.S. Eliot que no viene en el disco. Fue nuestro concierto favorito de todo el festival. Ojalá el proyecto de Exquirla tenga continuidad y veamos más discos y giras de esta nueva banda, pero de momento recordad que tenéis la ocasión de ver su tremendo directo el próximo 16 de noviembre en la Joy Eslava de Madrid.

Curiosamente, era el segundo festival en mes y medio en el que Exquirla y Franz Ferdinand actuaban al mismo tiempo en distintos escenarios (ya ocurrió en el Dcode de Madrid). En el BIME, la banda de indie rock escocés empezaba 20 minutos tras el comienzo de Exquirla, por lo que aún nos dio tiempo de ver buena parte de ellos tras finalizar los españoles. Este año Franz Ferdinand presenta algunos cambios en su formación: uno de los miembros originales abandonó la banda, y para reemplazar sus labores a la guitarra y a los teclados se han unido Dino Bardot (del grupo 1990s) y Julian Corrie, que tiene mucha experiencia como productor y remezclador. Esta nueva formación sigue estando a la altura, y una de las canciones que tocaron fue Always Ascending, su nuevo single y adelanto del disco que lanzarán el año que viene, que llevará el mismo título que la canción. En este concierto ya podía comprobarse la gran diferencia en el número de asistentes respecto al día anterior: había mucho más ambiente, con miles de personas bailando y cantando los himnos de Franz Ferdinand.

La fiesta continuaría con el otro gran cabeza de cartel del día: The Prodigy, electrónica big beat inglesa a lo bestia para desfasar. Sus dos carismáticos cantantes animaron al público sin parar, en un largo show lleno de luces y de hits. Un cañonazo de energía ante el que era imposible quedarse quieto. La electrónica seguía después con el francés Vitalic, uno de los mayores referentes actuales de la música house, que venía a presentarnos temas de su nuevo disco Voyager y a recordarnos lo buenas que son las de anteriores álbumes. La electrónica seguía también esa noche con los DJs del Gaua, pero fue de agradecer la presencia también de Viktor Ollé en uno de los escenarios principales. Este DJ se dedicó a pinchar temas de grandes grupos rock y pop como The Beatles, Muse, Sex Pistols, The Kinks, Radiohead y muchos otros, una selección genial para ese momento de la noche. Además, gracias al cambio de hora de aquel sábado había una hora más de fiesta.

 

Dos días de música y diversión en Vizcaya

En definitiva, esta edición de BIME Live ha vuelto a dejar el listón muy alto, con un cartel de gran nivel y unos conciertos estupendos, aunque no hayamos podido ver todo lo que queríamos (así son los festivales). La experiencia ha sido muy buena y las instalaciones del Bilbao Exhibition Center han cumplido, con una calidad de sonido que nos ha parecido algo mejor que la del año pasado. Eso sí, hay algunas cosas que podrían mejorarse. Se forman colas muy grandes en los baños y en el puesto de recarga de dinero del pabellón principal; esto podría reforzarse facilitando e indicando el acceso desde este pabellón a otros baños cercanos que hay en Bilbao Exhibition Center y añadiendo más puestos de recarga, respectivamente. Por otra parte, este año hemos echado en falta la zona de acampada que habilitaron en el recinto el año pasado (aunque al menos teníamos el metro abierto toda la noche los dos días); a ver si la rescatan el año que viene. Por lo demás, ha sido un placer estar allí y esperamos volver. Por cierto, los abonos de BIME Live 2018 ya están a la venta.

 

Escrito por Roberto Ruiz Anderson y coordinado por Julio de la Fuente. Fotos de la organización.

Loading

Loading

Etiquetas:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

el distrito tv

lo más leído

Lo más visto

Scroll al inicio