Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Diario de un zamorano de festivales: De los pogos de Russkaja al UPyD de Álvaro Pombo

julio iboga.jpg

Los deseados los encontramos anoche en los pogos del grupo Russkaja, siete músicos explosivos que fundieron como sólo ellos saben hacer ska, rock y música tradicional rusa como la polka. Muy bruticos pero considerados, ya que, como no quiere la cosa, organizaron la trayectoria de los pogos al ritmo de “Tractor, tractor” y pidieron a los presentes que recogieran a los compañeros que caían al suelo durante la batalla. Yo preferí ver a los toros desde la barrera, que bastante coñazo y costosas fueron las sesiones de fisioterapia de este curso como para volver a repetir. 

En el siguiente enlace podréis entender de qué os hablo con un vídeo en directo:

https://www.pscp.tv/juliodirecto/1OyKArXDeELGb?t=2s

La banda Russkaja fue la reina de la noche, por su explosión y derroche de energía. El líder del grupo jaleó a todo el público coreando letras en un aceptable español y cerró con una versión de Wake me up de Avicci, el epílogo perfecto de la unión entre los rojos skaperos y el capitalismo más electrónico. Esta mezcla no podía acabar mejor que al grito de “UpyD, UpyD”, al mejor estilo desgañitero de Álvaro Pombo. No es casual. La idea es de Toni, un colega que ya ha provocado con éxito arrollador cambiar el clásico “Otra, Otra” por el del nombre de partido de Rosa Díez. “Es que tiene que volver a la política, somos lo de la conjunción copulativa”, decía el cabrón, jajaja.

Prometían repetir esas mismas sensaciones los ‘Too Many Zooz’, los chavales neoyorkinos conocidos por inventar el brasshouse, un estilo propio que mezcla electrónica y jazz. Puro ritmo instrumental que animaba a bailar y a charlar con los compiyoguis, pero poco más. Un Dj podría haber hecho lo mismo, o parecido. Mi colega Roberto no opina lo mismo: “tranquilos, pero animaron el cotarro”. A mi tronco Álex les sobraron, sobre todo después del apoteosis ruso. Por tanto, así que en este caso, ni UpyD ni el mileniarismo llegó en ese caso. 

Más allá de la música al rito de trompetas y batucada el Iboga es todo buen rollo. El olor a porros se mezcla con el del sudor de los cuerpos sin ropa, sin calzado y sin camiseta. Porque más de la mitad del personal masculino iba (íbamos en algunos momentos) a pecho descubierto. En ocasiones podría parecer alguna carroza del Orgullo Gay si no fuera por la ausencia de horas de gimnasio. Es césped de verdad –un agradable cambio respecto al año pasado–, y no el pasto para ovejas que hay en el Low o en el Dcode. Buen sabor de boca me deja el festival balcánico. Pero sin dormir me ha tocado emprender rumbo a Benidorm. Otro mundo. Hasta pronto, Iboga.
 

Loading

Loading

Etiquetas:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

el distrito tv

lo más leído

Lo más visto

Scroll al inicio