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90 años de historia bajo el suelo de Madrid

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El cielo de Madrid tiene fama entre los castizos. Artistas y escritores de todas las épocas se han inspirado en él. ¿Será su luz, su color, su pureza lo que cautiva a propios y extraños? Quizás se trate de una mezcla de los tres, pero ¿qué hay del suelo de la capital? Aunque pueda pasar más desapercibido, también es digno merecedor de reconocimiento. En él se encierran 90 años de historias, las de todos los madrileños, ilustres y más modestos, que han conocido el Metro y han viajado en él. El suburbano madrileño se convertía, el pasado 17 de octubre, en nonagenario, con una salud de hierro: está considerado uno de los mejores del mundo y su modelo se exporta a países del otro lado del Atlántico. La red dispone de 283 kilómetros y un total de 293 estaciones. Cifras que lo han convertido en el medio de transporte más utilizado por los ciudadanos.

¡Parece que fue ayer pero ya han pasado 9 décadas! Ma-drid vivía los últimos coletazos del siglo XIX y tranvías y carruajes generaban un gran caos circulatorio en la Puerta del Sol. Fue entonces cuando los ingenieros Miguel Otamendi, Carlos Mendoza y Sáez de Argandoña y Antonio González Echarte presentaron un proyecto de ferrocarril suburbano. Madrid contaba en aquellos años con 600.000 habitantes y pocos estaban dispuestos a apostar por hacerlo realidad. El Banco de Vizcaya aportaba 4 millones de pesetas pero faltaban otros 4 y tuvo que ser el propio Rey Alfonso XII quien donase 1 millón para convencer a los reticentes. En agradecimiento al monarca por este gesto, el 24 de enero de 1917, se constituía la denominada Compañía Metropolitano Alfonso XIII. Los trabajos comenzaron el 17 de julio de ese mismo año. El proyecto planteaba la construcción de 4 líneas que dieran servicio al centro urbano, así como a algunas poblaciones limítrofes. La longitud prevista era de 14 km. Los trenes, que se componían de 5 coches con capacidad para 250 personas, circularían a una velocidad de 25 km/h, con una frecuencia de paso de entre 2 y 3 minutos. La configuración arquitectónica de este gran proyecto de ingeniería se confió al arquitecto Antonio Palacios, quien dotó a la red de Metro de una imagen sumamente cuidada y atractiva. Por fin, y tras los retrasos ocasionados por la Primera Guerra Mundial, el 17 de octubre de 1919, Alfonso XIII inauguró la primera línea del Metro, que cubría una distancia de 3,5 kms, entre la populosa barriada obrera de Cuatro Caminos y la Puerta del Sol, con seis estaciones intermedias: Ríos Rosas, Martínez Campos (Glorieta de Iglesia), Chamberí, Glorieta de Bilbao, Hospicio (Tribunal) y Red de San Luis (Gran Vía). Su uso regular no comenzaría hasta dos semanas después, y enseguida alcanzó un éxito enorme de viajeros que obligó a sucesivas ampliaciones. Un éxito que sigue creciendo 90 años después.

CURIOSIDADES
·  La recaudación del primer día ascendió a 8.433 pesetas.
·  El día de la inauguración hubo colas de viajeros desde la 5 de la madrugada.
·  En las obras del metro trabajaron 83 camiones automóviles, 18 carretas y volquetes, 24 bueyes y 15 mulos.
·  Los primeros trenes que circulaban por la red eran de segunda mano y traídos de París.
·  Las mujeres que trabajaban en el metro debían ser solteras, por la dedicación que se les requería.
·  El metro circula por la izquierda porque así lo hacían todos los vehículos en Madrid hasta 1924.
 

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