El próximo viernes, 6 de septiembre, estrenas ‘Cuidados Intensivos’. Imagino que los nervios antes de la función, incluso para una profesional con tu trayectoria, te hace estar más inquieta de lo normal
Sobre todo arrepentimiento (risas). Siempre digo ‘quién me habrá hecho meterme en esto’, y es algo que se me repite. El teatro llega un momento que es ‘a pesar mío’, en el buen sentido, ya que vivo del teatro y con el teatro. Vivo rodeada y me apasiona el teatro.
El género de ‘Cuidados Intensivos’ es el de comedia dramática ¿Cómo es representar un oxímoron encima del escenario?
Es el género que más me gusta. Son cosas que ya hice y produje. Me moviliza y me emociona. Por una parte el público se está riendo y por otro se llega a su corazón. Es el símil de la vida, ya que las dos máscaras del teatro tienen que ver con la vida. Tengo la ventaja, o desventaja, de que a las emociones no les tengo miedo. Me gusta el final feliz y que la gente se vaya contenta, con esperanzas y con buena sensación. Me gusta llegar a la parte más sensible, que creo que es lo que últimamente se está perdiendo un poco.
¿Te mantiene el personaje en esa realidad que se está perdiendo?
Sí es cierto que el personaje te deja cosas, pero creo que los personajes tienen que ver con la observación que el actor hace de su día a día. Todo lo puede llegar a utilizar uno. Todo eso nos sirve para el personaje y construirlo. Me gusta esto de investigar y que el actor tenga su propio tesoro. De esta forma nos alimentamos.
Cuéntanos un poco más de esta obra, la cual nos presenta a tres hermanas, cada una de su padre y de su madre, que se retrotraen a tiempos pasados y en los que el público se puede sentir identificado
Son tres hermanas que vivimos con ellas los 30 años de su vida. Es un poco lo cotidiano: son buena gente que pelea por la vida, por los hijos, el marido… Que siguen valorando el apoyo y el amor que se tienen. Habla de seres humanos. Es una comedia que no busca ser pretenciosa. Es un vínculo que tiene que ver con la vida de todos, con tus sueños primero y cómo están después de 30 años.
Recupero unas palabras tuyas en relación a la obra: “Creo en la verdad del teatro, en su emoción y en su poder para modifica”¿Cómo llega ‘Cuidados Intensivos’ a cumplir cada uno de estos mantras?¿Qué moraleja tiene?
Para mí la moraleja es que todos buscamos lo mejor que podemos, que nos podemos equivocar en nuestras vidas, pero que en el día a día, la mayoría, a pesar de lo que nos quieren inculcar, pelea e intenta hacer lo mejor posible. Pelamos por nuestros seres queridos, por nuestros sueños, nuestros afectos… Eso es la vida. Nos está contando una realidad de gente que intenta hacer las cosas lo mejor que se pueda.
Simplemente con que vengas a ver ‘Cuidados Intensivos’ y durante una hora y cuarto recuerdes a tu madre o un momento concreto, ya se ha puesto el granito de arena de la dirección y de la obra. Cuando hablo de la verdad en el teatro es porque estoy harta de que comparen el teatro con la mentira: no hay nada más verdadero que lo que pasa en un escenario en una hora. Te ayuda a desconectar y jugar a un juego que te proponemos; si eso te ayuda a recordar o rememorar algún afecto, entonces objetivo cumplido.
En esta obra ejerces de actriz y directora ¿cómo lo compaginas?¿se puede ser juez y parte?
Es un reto muy gordo. Lo estoy disfrutando aunque he estado más angustiada. Tengo un hemisferio como actriz y otro como directora, sin embargo, he tenido mis días como directora y mis días como actriz. Además, he tenido un grupo fantástico, empezando con mi coproductora -Rosa Fernández Cruz-, quien se ha puesto mientras he dirigido y ha dirigido cuando estaba como actriz. Luego están las actrices, quienes han mostrado una gran confianza. Todo el equipo ha sido formidable en el día a día, lo que me ha permitido llevar estos dos roles.
Entrando en tu faceta personal y profesional: estudiaste sociología ¿hasta qué punto te ha ayudado en tu labor como actriz?
A los alumnos se lo inculco: estudiar siempre es positivo. Me ayudó. La curiosidad es fundamental para el actor. Eso siempre va a hacer crecer tu material como actriz. Hay que estudiar mucho los libretos, los capítulos, los guiones… Hay que hincar mucho los codos.
Has estudiado interpretación en España, EEUU y Argentina ¿qué destacarías de cada una de las escuelas?
Argentina es una de las cunas del teatro y fui aprender un rato y me quedé ocho años. Me empapé de todo. En EEUU aprendí técnicas que en esa época no existían en España, como aprender esgrima. En EEUU estuve un año, ya que no me cuadraba del todo el estilo de vida; en Argentina pasé ocho y luego me volví a mi tierra. Todo el aprendizaje es maravilloso, y de ahí haces tu libreta.
En tu escuela ¿cuál es la primera lección que le das a los alumnos de cara a la profesión?
La primera es la honestidad, uno no puede crear un personaje si no es honesto con uno mismo, sino trabaja con el compañero. El teatro es un medio que realmente el ego te pone en su lugar. El ego debe estar lejos del actor. Son medios distintos la tele, el teatro y demás, pero el teatro te enseña eso.
¿También esas lecciones han ido a parar a tus hijas?
Están hartas de escucharme. Lo bueno que tienen es que lo han vivido tanto por su padre -Miguel Ángel Solá- como por mí. Ellas saben que el actor lo puede pasar muy bien y muy mal. Te puedes presentar a multitud de cástines…Hoy por hoy me agradecen el haberme escuchado, y la disciplina que también tienen.
Con cierta edad se van perdiendo los papeles ¿más en los papeles femeninos?
Sí. Por eso creo en el proyecto propio, se lo transmito a los alumnos y a mis hijas. No es un plan B, es no esperar a que te llamen o que te hagan polvo el autoestima. Hay que tener mucha fuerza y creer en lo que uno hace y no creerse mejor que nadie, ya que todos estamos expuestos. Es pico y pala. El plan b es crear tu proyecto.
¿Y qué proyectos tienes en ese plan b?
Nueva función, también como directora de un proyecto chulo de teatro, dirigiendo a una actriz y actor fantástico que por el momento no puedo dar detalles. Seguiré con mi escuela, tanto en Villafranca del Castillo como en Madrid.
