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Humberto Pérez Tomé: «La América profunda se distingue poco de los lugares profundos de otros países»

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Humberto Pérez Tomé está a las puertas de la presentación de su nueva novela, “El perro de Ben”, que tendrá lugar el 10 de marzo a las 19.00 horas, en la sede de Radio Ya (Bravo Murillo, 50). EL DISTRITO charló con él sobre su nueva creación.

 ¿Qué es Todos hicieron mal?

Se trata de una trilogía sobre tres etapas de una mujer que surgió como algo más bien espontáneo, nunca lo planeé así. Son tres novelas independientes con un personaje que las une entre sí: Jill.

 ¿Qué le movió a prolongar la vida de Jill?

El éxito en las ventas a través de internet de la primera parte, “Tom, el Fuerte”, en la que me pedían numerosos lectores que querían saber más de la vida de Jill, entonces una adolescente en una vida convulsa dentro del ámbito familiar. Esa demanda hizo que me replanteara la creación de más historia del personaje y decidí crar la triloía que cronológicamente cada una de las partes se corresponde a una etapa de su vida: adolescencia (Tom, el Fuerte), juventud (El perro de Ben) y la madurez (Azul, pero azul oscuro)

 ¿Se puede leer El Perro de Ben sin haber leído Tom, el Fuerte?

Perfectamente. Son historias que viven mundos diferentes y aunque lógicamente hay ciertos guiños al pasado de la protagonista, no son imprescindibles para comprender el hilo de la novela, como tampoco condiciona el final para una obligada continuidad en la tercera parte.

En la novela, sitúa a la protagonista en tres estados de su vida distintos. ¿Qué pretendió con eso?

Efectivamente, como dije antes se correspondes a tres edades muy diferenciadas en la vida de cualquier persona. No he pretendido nada que vaya mucho más allá de la historia en sí, pero sí he procurado que cada historia tenga su ambiente, circunstancias y personajes adecuados para reforzar cada una de las historias y el objetivo de remarcar la edad en la que se encuentra Jill, la protagonista. Pero no se trata de una obra sociológica  ni moralizante, sencillamente es una historia que disfrutarán los lectores y el que quiera ver más allá de la trama, también lo encontrará.

Llama la atención que en su novela no se juzga a nadie. No hay malos ni buenos

Bueno, exactamente no es tan así, hay malos y buenos, personas ambiciosas y personas que están dispuestas a ayudar. Al fin y al cabo escribo historias de ficción posibles, es decir creíbles, y eso sin duda nos obliga a proponer personajes que son como son. Todos convivimos y compartimos la vida con personas de todo tipo, no vamos excluyendo a unos u otros porque no nos gusten, entre otras cosas porque eso es imposible. En el trabajo, en la comunidad de vecinos… ¡incluso en la familia, a veces hay personas indeseables que no podemos evitar!

¿Cómo aborda el género masculino en el libro?

Hay que decir que la obra no es un estudio sobre la mujer. Jill, bien podría ser un hombre, pero me salió mujer. No pretendo ni alabar ni disgregar a la mujer del hombre,  cada cual tiene su sitio y los personajes coprotagonistas como secundarios son hombres y mujeres alrededor de Jill, como a todos nos pasa y en general son relaciones complementarias. Lo importante es que sea hombre o mujer el protagonista es que viven pasiones universales: amor, odio, deseos, planes de futuros… Quizá la diferencia esencial es cómo lo perciben los hombres a diferencia de las mujeres.

La protagonista entra en un pueblo norteño norteamericano. ¿Es esa la América profunda que eligió a Trump?

Pues no sabría decirlo porque además se escribió antes de que Trump triunfara como presidente electo de Estados Unidos. En todo caso, la América profunda se distingue poco de los lugares profundos de otros países, porque esa gene que se le menosprecia en sus decisiones como a paletos e ignorantes, tienen una forma vital e intuitiva que los de la ciudad. Son menos previsibles precisamente por eso. En la ciudad, quizá, está todo demasiado previsto, mediatizado, supuestamente dicho… ¡La espontaneidad de lo profundo parece que ha hecho saltar por los aires el sistema de previsiones de la gran ciudad…!

¿Qué diferencias y semejanzas hay entre los dos libros?

La semejanza solo es Jill, la protagonista, que es la misma persona evolucionada en el tiempo. Sin embargo los escenarios de cada una de las historias son completamente diferentes. En “Tom, el Fuerte” es una ciudad del sur en Estados Unidos, lluviosa, populosa, su zona de convivencia es un clase media normal y corriente… En “El perro de Ben” Jill se traslada al “note del norte” como decía su padre, y todo se desarrolla en la frontera con Canadá, rodeada de valles, ríos, montañas y bosques maravillosos; y en la tercera parte, “Azul, pero azul oscuro” es una gran metrópoli de edificios gigantescos y vidas anónimas que viven hacinadas unas con otras como si no existieran.

¿Cuáles son los grandes temas que aborda su libro?

En esta segunda novela es el amor y el odio, las personas deseadas y deseables, los que te persiguen por lo que eres o lo que fuiste, la envidia, el egoísmo y la generosidad… Como puede verse lo que conforma la vida de cualquier ser humano, porque en el fondo todos somos así. Las pasiones dominantes del ser humano. Un momento en el que Jill –una joven guapa y vital de unos veintisiete años- quiere abrirse hueco en el  mundo, hacer planes para el mañana, luchar por ella misma y su libertad, pero, otra vez como a todos nos pasa, una libertad condicionada a las circunstancias, al tiempo, a las personas que nos rodean o a las decisiones de tercer
os que nos afectan directamente a nuestra vida o las ambición personal.

 ¿Hay algo de autobiográfico?

No. Estrictamente es una trilogía totalmente ajena a mi vida desde el punto de vista de la trama o los personajes. En todo caso, los que me conozcan más de cerca, encontrarán entre líneas filias y fobias, que como autor es inevitable que no aparezcan.

¿Qué nos puede adelantar del próximo libro que completará la trilogía?

“Azul, pero azul oscuro” es la madurez de Jill. Una mujer de los cuarenta o cincuenta años, asentada, con la estabilidad de su relación afectiva, la económica y con el quehacer diario sin sobre saltos. Sin embargo  no estará libre de problemas. En esta ocasión tendrá que enfrentarse a la enfermedad, la muerte de seres queridos, algunos fantasmas del pasado y las decisiones de trascendencia que a todos nos acucian en determinados momentos de la vida.

¿Qué referentes ha utilizado para escribir estas novelas? ¿Influencias?

Si quiere preguntarme sobre qué otros escritores me han influido para escribir o definir mi estilo, diré que la narración americana me ha llevado de la mano en los últimos años autores como Michael O’Brien o John Grisham por su descripción rápida y diálogos dinámicos; Joseph Roth o Pearl S. Buck por su forma de plantear los planos y la narrativa clara pausada; también Oakley Hall por magnífica forma de estructurar las historias.

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