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Luis Balcarce, autor de Prisa, liquidación de existencias: «El País vivirá de sus recuerdos»

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¿Cuáles han sido las motivaciones de este libro? Lo comento por esa norma no escrita de no dirigirte negativamente hacia un compañero de profesión. ¿Cuáles son los mimbres de lo que podríamos denominar una ‘novela negra ed Prisa’?

En la profesión existe el dicho ‘el perro no come perro’. Pero eso no es verdad. Perro ha comido perro desde siempre. En la prensa española, desde la Transición hasta ahora, no hemos hecho más que canibalizarnos entre nosotros. Ha habido momentos más discretos y otras sin disimulo.

Originariamente el libro iba a ser dedicado a medios de comunicación, pero me di cuenta de que Prisa era la médula espinal del sistema mediático. Me pongo a escribir una biografía de Prisa. Creo que es un libro pertinente, ya que sólo se han escrito tres libros: uno crítico y dos muy favorables a Polanco y a Cebrián. Sin embargo, había que juntar muchas piezas sueltas con un ojo crítico, sin insultar ni insidiar.

 

El libro trata los claroscuros de las figuras de Polanco y Cebrián. La imagen de El País tras la muerte del dictador, los controles de calidad del diario, sus libros de estilo, exclusivas, profesionales y plumas convirtieron en un referente al periódico. Sin embargo, ¿existían esos claroscuros desde un principio?

En la historia de El País hay una quiebra que yo la sitúo en el año 83′. Originariamente el diario iba a recoger el espíritu del postfranquismo y se intentaba que no hubiera alguien que poseyera el mayor porcentaje accionarial. Fue un diario muy potente, basado en un modelo transversal.

Veníamos de una dictadura: Franco muere en la cama, el PCE está ilegalizado y, evidentemente, El País ha tenido un pasado franquista. No creo que eso sea reprochable, ya que Polanco hizo su fortuna con la asistencia del franquismo; y Cebrián era hijo de un franquista de tomo y lomo: era un mimado del régimen.

Eso está dentro de lo normal, teniendo en cuenta la historia de donde venía el periódico. El permiso de publicación además se lo da Arias Navarro. Estuvieron años esperándolo. Muchas veces estuvieron a punto de dejar la publicación.

Posteriormente se dice que El País no tiene pecado original. En el libro digo que no es verdad y que hacen mal en negar su pasado franquista. Por otro lado, en el 83′ se produce un momento clave porque el periódico deja de ser de muchos accionistas y, tras una guerra accionarial, deja de ser el periódico de la Transición y se convierte en el periódico de Polanco, siendo un instrumento de poder, influencia, por el cual Polanco conseguirá engrosar su cuenta de resultados, haciéndose con La Ser, con una televisión de pago, en absoluta ilegalidad con lo que en ese momento se estipulaba en lo audiovisual. 

 

Sin dar muchos detalles que incluyes en el libro ¿Qué novedades aportas sobre esos movimientos accionariales que catapultaron a Polanco a la cima de Prisa?

La guerra accionarial de Polanco y Trevijano la abordo incluso con datos que se desconocían. Me la contó Trevijano de primera mano. Da cuenta de que el periódico que nos iba a enseñar a reconciliar y a introducir en la democracia tuvo en sus intestinos unas guerras civiles brutales y Polanco, muy hábilmente, con ayuda de Felipe González -que es quien le cuenta que el abogado de Trevijano está comprando acciones-, acaba con éste y con Ortega Spottorno. Se hace con el poder y a partir de ahí, El País, que nos iba a enseñar de que iba el periodismo, se empieza a desvirtuar.

 

Aprovechando que has ahondado en las relaciones que Polanco mantenía con los grandes políticos del momento me gustaría abordar las sinergias que había con la figura de Jordi Pujol; y es que también ligas la historia de El País con el independentismo.

Con Jordi Pujol hay dos momentos. En los años 80′ El País desembarca en Cataluña y Polanco necesita la ayuda de la Generalitat. Ahí se empieza a hacer migas con el ‘pujolismo’. El propio Cebrián comenta cómo en los años 80′ El País escondió literalmente en un cajón las informaciones que llegaban de la corrupción en banca catalana -banco de Jordi Pujol-. Esas informaciones, ese escándalo, lo destapa El País y lo tapa El País con el mismo Cebrián, por orden de Polanco.

Luego, cuando llega el caso Sogecable, Cebrián se cobra ese favor y pide a Pujol que hable con Felipe González, socio político del Gobierno de Aznar.  Pujol, lo cuento en el libro, le dice a Cebrián: «Déjame hacer una llamada de teléfono», y contacta con Felipe González. Jordi Pujol Pujol fue el protector político de Polanco y Cebrián en el caso Sogecable, impidiendo que ellos vayan a la cárcel por apropiación indebida. Un escándalo del que hablo en el libro.

 

Siempre se ha dicho que ‘un periodista vale más por lo que calla que por lo que escribe’. Ese poder que tuvieron Polanco y Cebrián ¿les hizo acrecentar su ego en detrimento de Prisa?

Eso se empieza a dar más después de la muerte de Jesús Polanco. Hasta ese momento creo que Prisa estaba por encima  de todo, pero luego, tras la muerte de Jesús Polanco, Cebrián antepone a él, y a su ego, por encima de Prisa. Un accionista del País le escuchó decir ‘Prisa soy yo’ -a Cebrián-. Fue un momento en el que el poder ciega y te impide estar en contacto con la realidad.

Eso, una vez que sucede, es el primer paso hacia la quiebra, la locura, el suicidio, y eso es lo que le pasó a Prisa, en manos de Cebrián. Se creyó omnipotente, pensando que Prisa era suya y no de los accionistas, comenzando a hacer todo tipo de tropelías y locuras que llevaron a Prisa a concurso de acreedores.

Prisa es una empresa que vive de los negocios de Santillana y América Latina, de los libros de texto. Una empresa que presume de ser global, depende de la venta de libros. Ha perdido sus activos audiovisuales. Tienen un grave problema porque el socio que les iba a comprar ha roto negociaciones y tienen un agujero de 700 millones de euros que ya no les queda nada para vender, salvo Santillana.

Hay una deuda de 1.500 millones de euros, haciendo una ampliación de capital de 500 millones… Es una empresa que llamo zombie. Es una empresa que ha crecido en base al dinero fácil, en lugar de cambiar el modelo de negocio y adaptarse a los nuevos tiempos. Y es que se hicieron adictos al dinero fácil.

 

Todo eso en el plano económico. Pero me gustaría saber cómo ha decaído ese gran medio, teniendo en cuenta los antecedentes, en cuanto a su rigor periodístico -siempre bajo la perspectiva y las críticas de aquellos asiduos a su lectura-.

El diario El País sigue siendo un medio importante con una plantilla de periodistas que no son mancos, con trayectoria. Pero a veces, lamentablemente, los ingresos, como pasa en todos los periódicos,  los intereses empresariales, priman sobre la profesionalidad de la redacción y a veces hay que tragar con ciertas líneas editoriales. El País decidió inclinarse al centro derecha cuando estaba marcado por la línea política del PSOE. Se escuchaba que El País le decía al PSOE lo que tenía que hacer.

Tras la salida de Cebrián hacen una lectura: Mariano Rajoy está acabado, eso se decía incluso con Rajoy en el poder y sin moción de censura. Decían que debían recuperar a los lectores que se habían ido por el viraje al centro derecha. Empiezan a volver a sondear al PSOE. La salida de Cebrián acelera el cambio y vuelven al origen: ser el brazo ejecutor o la hoja parroquial del PSOE.

Han vuelto personas que llevaban muchos años en El País. Sin embargo, se dice que el diario venderá sólo 80.000 ejemplares. Son cifras tan ridículas que casi ni te toman en serio. Tienes el valor de la cabecera, con gran influencia en América Latina, siendo uno de los mejores periódicos allí.

El País vivirá de sus recuerdos, pero la gente joven no lee los periódicos. No lo damos por muerto, pero su influencia irá perdiendo cada día. La Ser pasa lo mismo. Me consta además que hay mucha preocupación por la deriva de la radio.

 

Sobre esos virajes está el caso de las múltiples posturas adoptadas con Pedro Sánchez, quien en un determinado momento afirmó que fue el propio Cebrián quien le echó del PSOE antes de que volviese a ganar las primarias. Ahora parece que vuelve a haber sintonía con su figura ¿Cuáles son las previsiones de Prisa para/con Pedro Sánchez y su Gobierno?

Le llamaron insensato sin escrúpulos. El propio Sánchez dijo en una entrevista que había salido del PSOE por PRISA. En este momento, tras ser desplazada la dirección del PSOE, la culpable era PRISA, por lo tanto, el cambio es tan radical: con Soledad Gallego contradices todo lo que decía el subdirector, afectando a la credibilidad del periódico.

Hay un momento en el que Cebrián se acerca al PP de Rajoy. El País tiene mucho prestigio fuera de España y Rajoy compra eso: ‘Nos echas una mano, sobre todo con el problema catalán’. Desde entonces, El País, no es que cuide al PP, pero sí a Rajoy y a Soraya. Eso es lo que marca la etapa. Con la caída de Cebrián se rompe dicho pacto, y le viene muy bien a El País.

 

¿Cuáles son los muros con los que se ha topado a la hora de investigar sobre figuras tan influyentes como Polanco y Cebrián?

Lo que a mí me molesta es la falta de transparencia en los propios medios. Exigimos a los políticos que hablen con la prensa. No hay nada más oscurantista que un medio de comunicación hablando de sí mismo y tapando las cosas debajo de una alfombra.

Las personas de las que hablo no me han dado ni su versión, ni tan si quiera se han molestado en decir que son mentiras. No se dignan a responder. Es lo que más me afecta: voy a Telefónica, con 6.000 trabajadores, y me dicen que nadie puede hablar conmigo de eso. No estoy haciendo un estudio de la mafia, pienso… La investigación es muy exhaustiva, estuve hablando con más de 30 periodistas; la mayoría off de récord: ¿Está justificado tanto miedo?

 

Teniendo en cuenta los claroscuros de sus direcciones, la situación económica que arrastra al diario y la historia que acaudala éste ¿Cómo ve el futuro de El País?

Juan Luis Cebrián diría que trajo la democracia a este país. Creo que fue el diario más importante e influyente en la Transición española. No es el que más información ha dado, quizá es el que más ha trabajado con el establishment. Era un diario no parar tumbar gobiernos.

Sin embargo, tuvo unos inicios importantes y emocionantes: gente con historias de cómo a sus padres les habían matado en las cunetas cogen su dinero para hacer un periódico. Luego llega el 23-F, El País sale a la calle de manera muy valiente y cumplió con lo que se le pedía, defender la Constitución. En ese momento fue un periódico muy necesario.

Ahora, cuando tu cuenta de resultados arroja 1.500 millones de euros de deuda, tienes pocas opciones de hacer periodismo. Tiene en plantilla de grandes profesionales, pero hay una dirección que está de vuelta y que debería haberse jubilado. Hace falta sangre nueva, los mejores periodistas los han echado; creo que El País ha perdido lo que tenía. Habrá que ver qué tipo de periódico quieren hacer y bajo qué mimbres.  

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