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Mª Isabel Díaz: «Es bonito dar cosas a un personaje, pero más gratificante es recibir cosas de él»

maríaisabeldíaz05 @paconavarrophoto.jpg

Comenzamos hablando de ‘La vuelta de Nora’, la segunda parte de la célebre ‘Casa de muñecas’, donde retomamos la historia de Nora, que regresa a su hogar. En tu caso, también vuelves… al género dramático ¿Cómo es volver al teatro después de una década con una obra de este calibre?

Realmente es una maravilla. El teatro es algo mágico y necesario para el actor. Yo siento que me registro cuando hago teatro. Juego y eso me enriquece. Hacerlo con un texto y una puesta de escena como esta, con sus actores, poco más se puede pedir.

 

Esa referencia que haces del teatro me lleva a preguntarme ¿Qué es lo que hace al teatro ser el pilar base de la interpretación si bien algunos actores han dado el salto directamente a la gran o pequeña pantalla sin ese paso intermedio?

Mi formación, y la de casi todos los actores, es teatral. Yo estudié en Cuba y comencé en teatro. Creo que el teatro es muy vivo, muy mutable, haces una función con un personaje en el que cada día descubres cosas nuevas. Estás en todo momento en un estado creativo máximo, y eso es muy necesario y te ayuda ya que prepara, para televisión, el cine… donde las cosas son un poco más ceñidas y donde hay unas pautas técnicas más rígidas -aunque en el teatro también las hay-.

Todo depende del personaje. Lo que el teatro tiene como característica es la inmediatez, lo efímero, es algo irrepetible y único: cada función, público, escena… es distinta. Por otro lado, entre toma y toma hay diferencias también, pero en la función vives y mueres cada día. Es la sensación de darlo todo; es una flor que resucita cada día.

 

En este caso interpretas Anne Marie, la antigua niñera de Nora ¿Cuál es tu sino con este personaje?

Es la cuidadora, la que se queda al cuidado de los hijos de Nora cuanto ésta se va. Se queda cuidando todo. Es la ‘nana’ que asume un rol que trasciende de sus labores. Tuvo una faceta casi de madre con Nora y eso le da una profundidad importante en la casa, con sus reproches, reclamo, amor, como lo tienen los demás personajes.

 

Esta obra es una secuela de ‘Casa de muñecas’, escrita en 1879 por Henrik Ibsen y que para muchos es la primera pieza feminista del teatro contemporáneo ¿Cómo es la continuación?

‘Casa de Muñecas’ seguirá siendo la primera obra feminista en la historia del teatro contemporáneo, en la que Nora toma la decisión de irse de su casa, causando un gran revuelo. Fue una obra muy impactante. Andrés Lima retoma la historia con el regreso de Nora a ese hogar.  Ella vive todavía más en su batalla y discurso porque considera que no ha terminado su papel de equiparar sus necesidades con las de cualquier hombre.

 

“Es una responsabilidad del actor no sólo llevar la interpretación a las casas… Yo como persona tengo mis inquietudes sociales y preocupaciones”

 

 

Este tipo de situaciones sociales, casándolo con otros proyectos en los que has estado y estás embarcada ¿Es algo que te atrae a la hora de decantarte por un personaje?

Por supuesto. Es una responsabilidad del actor no sólo llevar la interpretación a las casas, medios o teatros. Yo como persona y ciudadana tengo mis inquietudes sociales y preocupaciones. Si siempre pudiera aportar, denunciar, plantear algo que ayude a mejorar los problemas sociales del mundo, para mí es fundamental. Tengo claro que todo ello sirve para educar, reflexionar y cambiar cosas.

 

Llama la atención porque optas por personajes un tanto dramáticos que abordan problemáticas sociales pero sin embargo luego te vemos en el Club de la Comedia. ¿Con qué registro te sientes más a gusto a la hora de abordar estos dramas?

Me gustan los dos géneros. Primero entras y comprendes los códigos del texto. Yo lo disfruto de las dos maneras. De las dos maneras puedes discutir algo, llevando a escena lo mismo a través de la comedia y el drama, ayudando a entender una realidad. En ‘Casa de muñecas’, en ‘La vuelta de Nora’, a pesar de los momentos dramáticos, mi personaje tiene esas situaciones de humor que hacen sonreír al público. Luego está el humor que va más allá de la situación, que va con la personalidad y con lo que se intenta de tapar.

 

Recordando al personaje de Vis a Vis, Sole, entremezcla ternura, drama y risa

La vida es un poco así: ese punto de encuentro tan maravilloso que Chaplin encontró y que lo hizo tan grandiosamente. A veces me tocan personajes que puedo abordarlos por ahí y que tienen esa doble cuerda. Para mí es maravilloso ese equilibrio de personajes que mezclan humor y drama.

 

A pesar de tu trayectoria profesional, la serie de Vis a Vis ha supuesto un punto de inflexión en lo profesional ¿En lo personal también?¿Qué «secuelas» deja interpretar a sole?

Es un punto de cambio de ritmo en mi carrera. En lo personal: Sole es vivir cuatro temporadas con un personaje, traerlo, masticarlo, hacerlo tuyo. Es un personaje con una fortaleza y dignidad importante. He aprendido cosas de ese personaje que me han hecho más valiente, segura, más entera. Es bonito dar cosas a un personaje, pero más gratificantes es recibir cosas de ese personaje.

 

Hay actores que cuando salen de la escena se olvidan del personaje ¿Tú te quedas con parte de ellos?

Uno es resultado de lo que aprende en la vida. Se aprende de los personajes. La vida es el trabajo que uno hace. Me quedo con el aprendizaje de cada uno, con sus contradicciones, que no son más que las contradicciones que tiene uno. Eso enriquece mucho. Cada personaje me ha enseñado algo en la vida. Algunos no porque son muy superficiales. Estas cosas son conceptos morales.

 

“Cuando te dicen que vas a trabajar para Pedro Almodóvar lo primero que te pasa es que las piernas empiezan a temblar”

 

 

Hablabas de valentía en referencia al personaje de Sole, pero también habría que hablar de esa actitud que adquiriste cuando tomaste contacto por primera vez con Almodóvar

Cuando te dicen que vas a trabajar para Pedro Almodóvar lo primero que te pasa es que las piernas empiezan a temblar porque tienes en un lugar muy alto a este director y no quieres decepcionar, por lo menos yo. Me dio mucha seguridad y tranquilidad. Disfruté mucho haciendo ese personaje, y con el resto de actores. Fue un proyecto en el que me quedé con la situación y con un personaje muy solidario, cómplice porque en el fondo hay un problema de algo terrible que ha sucedido. Ahí está ese punto de valentía que a mí me hace repensarme como persona y como ser social de que uno tiene que armarse de valor para muchas cosas.

 

Ser ‘chica Almodóvar’ entiendo hace crecer un poco tu reconocimiento, vaya por delante de nuevo tu trayectoria, pero imagino que encontrarte con este tipo de personas en lo personal y profesional te abre puertas

El reconocimiento es una cosa que está fuera de uno, está en manos de los demás. El conocimiento sí que está ligado a uno mismo, así como el descubrimiento. Yo no desdeño todo lo que me pudo dar ‘Volver’, y la experiencia es con lo que más me quedo. Tengo una máxima y es que no hay papeles malos. Lo intento abordar con responsabilidad y amor, ya sean dos minutos en pantalla o cuatro temporadas.

 

A modo de paréntesis. Tu tierra natal es Cuba, donde comenzaste a dar tus primeros pasos con la interpretación ¿Qué diferencias existen entre Cuba y España a la hora de proyectarte como actriz?

Mi experiencia, cuando era joven en Cuba, es que la gente tiene mucha avidez por lo que sucede culturalmente, y sigue ocurriendo: se forman largas colas en el cine, teatro… Tuve la suerte de estudiar en una maravillosa escuela. La cosa es que cada vez más está ligado lo material y económico con el proceso artístico; y claro, Cuba está atravesando una problemática importante económicamente hablando y hay muchas carencias para poder desarrollar un proyecto.

Cuando se logra entrar en un proyecto es complicado, trabajoso… Hice una película en Cuba hace un año y hoy me acabo de enterar de que ha ganado en la categoría a mejor película en un festival de Seatle, estoy muy contenta. Se llama ‘El viaje extraordinario de Celeste García’ y hago de Celeste García, una mujer que tiene la oportunidad de irse del planeta, en un viaje en busca de la realización personal, la felicidad y libertad. Es una comedia de ciencia ficción trágica, muy especial.

Hacer una película en Cuba cuesta mucho y hay muchas dificultades y es casi una epopeya que salga un proyecto actualmente en Cuba por las carencias económicas, y cada vez es más difícil hacer cosas de bajo presupuesto porque cuesta la vida.

En España hay mejores condiciones, no óptimas porque necesitamos mucho apoyo los artistas, el cine, el teatro. El Gobierno debería responsabilizarse también de la precariedad del actor. Sin embargo, hay muchas opciones para ver y disfrutar. Cada lugar tiene sus pros y sus contras.

 

Decir que en esta profesión no todo es de color de rosas y al igual que ahora te hemos visto protagonizando papeles principales en proyectos con grandes cuotas de pantalla y público, también tuviste que sobrevivir haciendo de guionista para un programa en Miami ¿Se pasan muchos desiertos antes de llegar al manantial?

Sí, y después del manantial te das cuenta de que está subterráneo. Es un trabajo muy irregular y no depende de uno. El actor siempre espera que lo llamen, de ahí que las políticas retributivas deberían ser distintas, porque dependemos de cosas externas que no están en nuestras manos. Te pasas tres años sin trabajar y tienes que pagar a Hacienda.  Es un trabajo sacrificado pero gratificante.

 

Sobre las Maras: “Es triste que esté pasando y que países del primer mundo no ofrezcan ayuda a quienes tratan salir para poder vivir”

 

 

En el proyecto de ‘Maras, ver, oír y callar’ interpretas a una mujer cuya familia se ve sumida en la tragedia que acompaña a estas peligrosas pandillas. En este caso, las víctimas no son solo las familias que padecen la violencia y extorsión de los miembros de Las Maras, sino también sus propios integrantes ¿Qué sentimientos te surgieron cuando abordaste este papel?

Hay algo muy dramático de esta situación que viven países de centroamérica: El verdugo se convierte en víctima también. Son personas de bajo poder adquisitivo, pobreza extrema que desde los 9 años están drogándose con pegamento, que no tienen ninguna expectativa ni futuro.

Hay mucha pobreza y desinterés de los gobiernos de crear material humano a la hora de crear oportunidades. Esos muchachos caen fácilmente en esa trampa de matar, extorsionar y de convertirse en unas víctimas que cuando quieren salir se matan entre sí por sus códigos horrorosamente inhumanos, que no solamente los aplican con las personas que extorsionan. Es triste que esté pasando y que países del primer mundo no ofrezcan ayuda a quienes tratan salir de esos países para poder vivir, tan simple como eso, o para poder esquivar el brazo de la violencia.

Es una mezcla de las rabia y tristeza, muy fuerte. Está demostrado que cuando los gobiernos quieren pueden hacer ciertas cosas, ni siquiera grandes, para que la sociedad pueda vivir en un clima sano, humanamente hablando. Esos países solamente han sido saqueados por los gobernantes y a nadie le interesa qué le pasa a una población de hondureños, guatemaltecos… No les importa. Los gobiernos saquean y viven y tienen un rédito económico que les mantiene de por vida.

 

¿Hasta qué punto puede remover conciencias la cultura -refiriéndome a proyectos como ‘Maras, ver oír y callar’?

Sé hasta qué punto somos responsables de luchar por logar que se conciencie a la gente y se transforme en algo. Siempre hay un rayo de esperanza cuando están invirtiendo en un proyecto que socialmente abarca una situación determinada y grave. No puedo pensar que no voy a transformar nada, tengo que pensar en que sí y me entrego para que de alguna manera haya alguna reacción. Esperamos que este falso corto haga reflexionar a las personas en estos países, de la necesidad que tenemos de abrirles las puertas a los refugiados que vienen huyendo de sus países. La vida la tienen en un hilo.

 

Y de un drama a otro: ahora te encuentras rodando Patria, serie que aborda el proceso de ETA. Llevas 22 años en España, por lo que creo que coincidiste cuando ocurrió el atentado de Miguel Ángel Blanco ¿Cómo has vivido esta realidad y de qué manera te ha ayudado a trabajar tu personaje?

Patria es un gozo tremendo en un tema tan sensible como el proceso de ETA y el problema vasco. El que leyó la novela sabe de qué va la historia. Todo en la vida tiene su importancia social y sociopolítica y ésta no es menos. Interpreto a un personaje bonito: una cuidadora que tuvo un ictus y está en medio del conflicto y se solidariza con la persona que la cuida.

Mucho antes, en el 85′, yo estuve en el festival de cine de San Sebastián con mi primera película. Viví de primerísima mano una huelga general en el País Vasco, que había sucedido a raíz de los GAL. Vivimos toda la revuelta y fui muy fuerte para mí: tenía 20 años y me parecía una guerra. Tuve conciencia de que existía ETA y empecé a conocer el conflicto vasco, su identidad nacional y su independencia.

Vivir en España da más profundidad. Terminas aclarándote cosas pero sin entender nada. El conflicto es muy delicado, como el conflicto catalán, que siempre ha existido, pero ahora está en plena efervescencia. Lo de Miguel Ángel Blanco lo viví de manera muy dura. Es muy difícil de entender, porque por más que uno pudiese tener una posición u otra, esos actos están fuera de lo que la raza humana está preparada para soportar. No es justo.

 

Y después de Patria ¿Hay algún proyecto en la recámara?

Si me lo permiten las circunstancias, nunca abandonaré la profesión. He vivido momentos difíciles, económicamente hablando, pero realmente si tengo la posibilidad de seguir contando historias lo haré. Voy a seguir luchando, es mi vida y vocación. Sí que tengo algún proyecto en camino, pero está todo en embrión y no sé si llegará. Estoy siempre abierta.

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