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Tina Sainz: «España huele a podrido, es el único país que destroza la cultura»

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Volvemos a la España en blanco y negro, verano de los años 50 y Tinita juega con Isabelita, la hija del dueño del Café Comercial en su terraza. Allí acude junto a su padre, apuntador de teatro, que se codea con Rafael Azcona y Antonio Mingote, entre otros. Avanzamos en el tiempo hasta hoy, la lluvia nos da una tregua durante una hora que aprovechamos para tomar un café y departir con ella en ese mismo lugar, cerca de donde reside actualmente. Nos sentamos en una mesa, junto al metro Bilbao y se enciende un pitillo. Así es María Fernanda Agustina Sainz Rubio, más conocida como Tina Sainz (Madrid, 1945), natural e incansable actriz quien en dos días arranca la gira de su última obra ‘El hijo de la novia’ tras su éxito en el Teatro de las Bellas Artes.

Cerca de cumplir los 70 años nos ruega que le tuteemos, porque es así, afable, cercana, incansable, pero con mucho carácter, algo de lo que se ha tenido que desprender para encarnar a la dócil madre en ‘El Hijo de la novia’. “De ahí la dificultad para enfrentarme a ese personaje”, reconoce Tina, porque “no se encuentra en esta dimensión, vive otra realidad que no sabemos cuál es”. Para hacerlo ha seguido el método Stanislavski, “encontrar el camino interior del personaje que pasaba por el vacío total de su cabeza”, explica Tina. Y es que su papel es el de una madre con pérdida de memoria, que ya fue llevada al cine por Norma Aleandro. En este caso, la intérprete madrileña tuvo que vendarse los ojos para sentir sensación de inseguridad al andar, además observó durante mucho tiempo a ancianas en la calle, “que andan como perdidas”, detalla Tina. Y es que la obra no es un mero entretenimiento o drama, sino que también logra concienciar al público sobre un problema como es el Alzheimer, “que nos afecta porque somos todos, no podemos vivir a sus espaldas y es terrible para muchas familias”, sentencia la actriz.

Otro sesgo a los personajes

La inseguridad que debe expresar en su última obra Tina no la ha mostrado nunca en escena, según ella “he tenido los nervios de la responsabilidad de un trabajo”, aunque confiesa sentir pudor a la hora de mostrar sus emociones. Siempre sale convencida de su trabajo, ya que si sintiera inseguridad “no tendría ningún resultado”, reflexiona la actriz, que ejemplifica con el trabajo de un arquitecto, “si abordara un edificio con incertidumbres sería terrible como en el caso del teatro”. Afortunadamente en su procelosa carrera, Tina ha encontrado personajes mejores y peores a los que ha sacado su jugo, “se les puede dar otro sesgo”, afirma. Eso se conoce como la marca Tina, porque es reconocible su sello personal en sus trabajos.

La actriz madrileña observa la profesión con perspectiva e intenta aconsejar a los que empiezan como ya hizo con su amiga Marina San José, hija de Ana Belén y Víctor Manuel, con quien coincidió en 2007 en ‘El cartero de Neruda’. “He llegado a un punto en el que soy más amiga de los hijos de mis amigos, que de los que eran mis amigos”, expresa la intérprete. Marina ya tiene rodaje y ha demostrado su valía sobre las tablas, por el contrario se encuentra la sospecha del éxito. “Movidos por la popularidad en televisión, varios jóvenes llegan deslumbrados por la fama rápida, en esa puerta corredera muchos se pillan”, resume Tina. Y es que gran parte de quienes despegan como actores consideran indispensable tener un representante para acceder a directores de casting, algo que entiende la actriz como un error, porque aclara que no son “agencias de colocación, sino un gestor de imagen y del trabajo que aporta el intérprete”.

Actriz sin vocación

Tina no fue llamada a ser actriz por vocación. Su carrera profesional arrancó en el teatro Lara de Madrid con ‘Los años del bachillerato’ (1960) de André Lacroix y dirigida por José Luis Alonso. Aquel papel fue toda una sorpresa para ella y lo define como “una aventura casual”. En ese momento se marcó un plazo de dos años pero le vino todo rodado, ya que le resultaba sencillo y la crítica coincidía en lo buena actriz que era. Posteriormente trabajó en ‘La Camisa’ junto a José Sacristán y Margarita Lozano, “gran intérprete y persona, muy atractiva con sus ideas y con valores poco usuales en la sociedad española, por eso pronto se fue a vivir a Italia donde trabajó con los hermanos Taviani entre otros”. Ese tipo de cine que hacía Lozano es el que le habría gustado disfrutar a Tina, trabajar con Carlos Saura y otros directores. Sin embargo se le recordará en su etapa cinematográfica por lo que entiende ella como “cine de consumo”, como son ‘Vente a Alemania, Pepe’ (1970) o ‘Las Ibéricas F.C.’ (1971). Entonces su representante, Damián Rabal, le dijo una frase lapidaria que siempre recordará, “más vale que hagas cine de consumo a que te consumas sin hacer cine”.

A Tina le llegó la popularidad con la serie de TVE ‘Remite Maribel’ (1970), ella era la sirvienta protagonista e hilo conductor entre varias casas a las que acudía. Por allí pasaron todos los grandes intérpretes de la época, “me quisieron firmar una exclusiva de cine y hacer de mi la nueva Gracita Morales. Hasta el empresario Matías Colsada me quiso contratar para sustituir a Lina Morgan en una revista con Juanito Navarro y corté por lo sano, me fui siete meses con Adolfo Marsillach a América como parte del elenco en ‘El Tartufo’ de Molière y cuando volví hice Estudios 1 y se olvidaron”. Aquel éxito le habría reportado mucho dinero a Tina, pero sopesa que “si hubiera sucumbido a aquello no estaría haciendo los papeles de ahora, no era mi rollo”. En este sentido, apunta a que si fueron encasillados Antonio Ferrandis como Chanquete en ‘Verano Azul’ (1981) o durante 20 años Pepe Rubio como Lorenzo Vega en ‘Enseñar a un sinverguenza’. Aún mucha gente reconoce a Tina por su trabajo como directora de colegio Azcona en la serie de Antena 3Compañeros’ (19982002), aunque una señora interrumpe la entrevista y la confunde con la actriz Alicia Hermida, Tina afirma que le encantaría ser ella, “la admiro mucho porque empecé en esta profesión con ella”.

Dos nominaciones a los Goya

En sus inicios, el cine para Tina era como un valor añadido, no dudaba nunca en anteponer su trabajo en TVE a cualquier otro proyecto, “porque era lo que me daba de comer”, aclara. De hecho no concluyó la película ‘Los chicos con las chicas’ (1967) porque no le dejaban salir del rodaje para hacer un Estudio 1 como según ella tenía pactado. “Fui al despacho del jefe de producción de los Estudios Moro y le dije: ¿ve usted este uniforme?, pues en media hora no lo va a ver porque me marcho a Madrid”, rememora Tina. Y así fue, rodó tan solo un par de planos ya que la actriz entiende que su coherencia profesional se traduce en que “he podido mantener una ética y seriedad en mi trabajo”. En la actualidad, el cine le ha reportado dos nominaciones a los premios Goya, algo que agradece a la Academia del Cine. En las dos ocasiones se llevaron la estatuilla Geraldine Chaplin y Penélope Cruz, sin embargo ella entiende su nominación como el auténtico galardón, Fue con las películas ‘Historia de un beso’ (2002) y ‘Sangre de mayo’ (2008) ambas dirigidas por José Luis Garci, “me parece un director buenísimo, aunque se le ha ido un poco el sentido de la realidad y podría hacer cosas estupendas”, añade Tina.

Y de los trabajos que hacía Tina en TVE solo queda el recuerdo tras la venta de los Estudios Buñuel y los del Paseo de la Habana. “España huele a podrido, es el único país que destroza la cultura”, explica al respecto Tina, quien añade a su enfado el 21% del IVA cultural. Su indignación se acrecienta cuando observa la televisión, “hay ignorantes que se dedican a presentar espacios y cuanto más lo son, parecen más graciosos y les gusta a la gente” entiende Tina, quien dice pertenecer “a una inmensa minoría que vive en un reducto a la que le parece un horror todo lo de alrededor”. Y es que Sainz está comprometida con su profesión, en 1975 fue encarcelada junto a Rocío Dúrcal en la primera huelga de trabajadores, además nunca escondió que estuvo ligada al Partido Comunista.

Firme defensora de los valores de izquierdas, Tina opina que debería gobernar ‘Podemos’ “porque es el futuro, una bocanada de aire fresco en este país que siempre gana Botín. Cada uno quiere ser más transparente que otro, España necesita una regeneración moral porque se está enfrentando a un ‘acanallamiento’ social, roba todo el que puede, cualquiera tiene un amigo que le quita la multa, se salta el IVA”. Tina defiende como modelo de gobierno el de Dinamarca y entiende que “la derecha prefiere que le robe la derecha a que le saneé la izquierda. El PSOE debería haber elegido muerte y yo seguiré votando a Izquierda Unida”.

Siempre que puede, Tina se escapa a Connecticut (EEUU) a ver a su hijo periodista que trabaja en el canal ESPN. Además, dedica gran parte de su tiempo a ver cine, “la última película rara que he visto es ‘Magical girl’ y con eso he tenido bastante por un tiempo”, confiesa entre risas. La incansable actriz madrileña aspira a sus 69 años a no bajarse del escenario, porque lo que entendió como una carrera de dos años parece haberse convertido en su forma de vida, la interpretación, a la que parece va a seguir dedicándose por mucho tiempo.

 

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