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Tony Antonio: «Cuando se muere un personaje que imitas, se te va algo de ti»

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La cita fue en el restaurante Samarkanda. Allí el incombustible Tony Antonio charló con EL DISTRITO sobre el pasado, presente y futuro de una de los oficios más difíciles del mundo: hacer reír. 

Ha imitado a personajes como Jesús Gil, que fue más polémico de lo que es Donald Trump ahora

Sí, lo he imitado. Era muy polémico y un gran empresario. Como amigo era muy bueno pero como enemigo, era el peor que te podías echar en el mundo. Yo me llevé un tiempo enfrentado a él, le compré un chalet en Los Ángeles de San Rafael en 1978 y le conocía mucho porque era el presidente de la Comunidad de Propietarios. No era conocido ni presidente del Atlético de Madrid. En el año 91 me llamaron para ver si lo podía imitar y dije que sí porque lo conocía perfectamente. Me pusieron una máscara, aquello se llamaba El Friki y fue mi despunte televisivo porque, aunque yo había hecho programas en otras ocasiones, empecé a tener continuidad. El personaje era un bombón, hablé con la productora que era Boca a Boca, y cuando me dijeron que me tenía que poner una máscara dije que no. Me dijeron luego que estaría bien pagado, lo hablé con mi mujer que era mi manager y aceptamos. Si quedo mal no me quito la máscara y si quedo bien, me la quito, pensé entonces. Eso luego me dio la posibilidad de entrar en Telecinco, Lazarov se encaprichó del personaje. Luego llegó el Florida Park y ahí comenzó un poco el despunte de Tony Antonio porque el humorista entre los 35 y 40 años tiene su mejor época.

¿Qué te dijeron tus padres cuando comentaste que querías ser humorista?

Eso fue un trauma. Mi padre me dijo: “Si te vas no vuelvas”. Mi madre quería que me colocase en un banco. Yo estaba estudiando, mi hermano es ingeniero náutico, yo lo dejé en el Bachillerato para luego hacer maestría industrial y estaba en el negocio familiar. Soy ebanista, estuve desde los 13 a los 23 años ejerciendo. Fui campeón de España de ebanistería, quinto del mundo, hago maquetas de barco, he ganado premios, me gusta la madera porque es un bonito oficio. Pero de pronto, lo que hacía entre amigos para ver si ligaba, porque no lo conseguía, la gente empezaba a decirme que lo hacía bien. Salió un concurso en TVE que se llamaba Papel de calco, me presenté entre 60 ó 70 candidatos para imitar a Rodrigo de la Fuente y gané. Empezaron a decirme que me podía dedicar al oficio y a los 23 años ya le dije a mi madre que me iba. Empecé muy joven, me ha ido muy bien. Son 40 años viviendo de esto porque me inicié en 1976 y es muy difícil no ya vivir de esto, sino mantenerte.

Debe ser difícil hacer reír a la gente.

Mucho más difícil que hacer llorar. Hacer llorar es más fácil, sólo basta con ver a Montoro y a muchos políticos y ya te pones a llorar. Cada vez hay menos sitio donde demostrar y donde el público salga como antiguamente a salas de fiestas. Ahora han abierto de nuevo Florida Park, la sala de mis éxitos donde estuve seis años, con 4 ó 5 espectáculos diferentes. Era precioso salir todas las noches allí con unos. Hice una imitación de Raphael cuando él hizo Jesucristo Superstar, antes incluso de que lo hiciera Camilo Sesto, donde salía con un motor y me levantaba a cuatro metros del suelo. Antes había medios, ahora no.

¿Cómo se concibe ahora el humor?

El humor se concibe igual porque el humor es hacer reír y ya está, el problema es donde exponer el humor. Recuerdo que estuve con Sara Montiel en el Teatro de La Latina haciendo Doña Sara de La Mancha, Super Sara Show, con Manolo Escobar hice la gira del 80-81 llenando todos los días, incluso el 23 de febrero de 1981 en Teruel, actuamos porque Manolo decía que de allí no se movía nadie porque estaba todo vendido. Mientras actuaba, el público escuchaba a José María García por un pinganillo y a Manolo Escobar por el otro. He hecho mucho teatro, con Juanito Navarro, ya no se hace ese tipo de revista o de espectáculo. Antes teníamos nuestras galas de verano y luego las salas de fiestas, que era un expositor para todos los artistas. Antes se trabajaba 300 días al año.

Ahora se ha puesto muy de moda el monologuista en el que mucho de ellos no son ni profesionales…

En mi época habíamos censados doscientos y pico humoristas: Esteso, Pajares, Tip y Coll y trabajábamos todos. Ahora entras en Internet y te encuentras con 8 o 10.000 monologuistas. No todo el mundo va a ser bueno, sino sería increíble. El problema es que no hay trabajo para todos, muchos no son profesionales, no viven de eso.

La misma televisión también ha cambiado. Antes en todos los programas había un showman.

Sí, como José Luis Moreno por ejemplo. Antes había programas donde los humoristas encajábamos muy bien como el Un, Dos, Tres, ahora ya no hay programas de ese tipo. Hay algunos como El Intermedio, de críticas pero puedo entenderlo porque hacer un programa como el que hacía José Luis Moreno costaba mucho dinero, iban Raphael, Rocío Jurado o Julio Iglesias. Ahora sientan a 5 ó 6 periodistas o seudoperiodistas atacando, hablando de la boda de fulanito, un programa de seis horas y entre todos, no cobran lo que cobraba un artista de antes. La producción es mucho más barata y a la gente encima le gusta.

¿Cómo imitarías a Donald Trump?

Pues peinando el pelo para un lado y metiendo la pata cada dos por tres. Lo bueno es que la política es igual es España que en Estados Unidos siempre que haya una democracia. Siempre hay uno que es bueno y otro que es malo. Prefiero a Hillary Clinton antes que a Donald Trump porque me gusta la tranquilidad.

¿Cómo definirías tu humor respecto a los nuevos humoristas que están saliendo?

Yo he tenido épocas donde he hecho humor político. Hay que tener en cuenta que empecé en el 76, fui de los primeros en imitar a Suárez, a Carrillo, a Fraga, a Felipe. ¿Sabes lo que es tener a don Manuel Fraga sentado en el Florida Park mientras yo lo imitaba? Me llegaron al camerino Carlos Ruiz Soto, Álvarez del Manzano, en la época de AP, Vestringe, que entonces era de derechas diciéndome que no lo imitara. Me la jugué y decidí imitarlo porque ya tenía hecha mi producción e imitaba a todos los políticos sin excepción. Lo hice, se rieron y no pasó nada. Aquellos políticos sí que eran imitables no los de ahora. El humor es humor y la diferencia entre un monologuista y un showman, yo me considero showman, es que el primero es un tío que habla solo y nosotros quizás somos más completos porque imitamos, cantamos, contamos chistes, hacemos monólogos…Además, la imitación es un arte que se agradece mucho, lo malo es cuando el imitado se muere, da mucha pena. Han muerto muchos a los que yo imitaba: Suárez, Carrillo, Gil, la Duquesa de Alba. En la radio, en Radio Libertad sí se puede hacer porque conecto con www.elcielo.com todos los jueves con mi hijo y lo hacemos. Cuando se muere un personaje que imitas, se te va algo de ti.

¿Te han censurado alguna vez por imitar a un personaje?

Recuerdo que grabé un programa en la 1 cuando gobernaba Felipe González imitando a Alfonso Guerra. Recuerdo que salía después de Tino Casal, que en paz descanse, se grabó y luego no salió porque debí contar un chiste que no gustó. Son gajes del of
icio. En 1980 saqué mi primer disco y una canción se llamaba “Soy un cachondo mental”, en la Cadena SER, mi amigo José Luis Arriaza se negó a leer en directo el título de esa canción. Es increíble porque hoy la palabra cachondo es lo más normal. Mi humor no se basa en un lenguaje soez aunque hay que entender que cada uno tiene su tipo de humor. Mi madre por ejemplo nunca entendió a Tip y Coll ni a Faemino y Cansado. El humor no es como un billete de 500 euros que le gusta a todo el mundo.

Hace poco se ha conocido que un personaje como Dani Rovira va a volver a presentar por tercera vez los Premios Goya. ¿No te parece muy repetitivo?

Yo no se lo cambio. Es muy complicado. En Estados Unidos, en los Oscars, ha habido gente que ha repetido. Es muy difícil conducir una gala que cada año es tan criticada, como los Goya y hacerlo como lo hizo, muy bien, interpretando, bailando…es un hombre muy completo aunque le ha venido Dios a ver con “Ocho apellidos vascos”. Cuando pegas el pelotazo lo pegas. Hay gente a la que admiro que lleva toda la vida en su profesión y no ha podido llegar más alto porque cuando ha pasado el tren no lo ha cogido. Él cogió el tren y a mí me encanta que un humorista vuelva a presentar los Goya porque eso significa que será más divertido. Además, estoy deseando volver a ver a Pablo Iglesias con smoking.

Ahora mismo llevas la carrera profesional de tu hijo, Tony Melero, uno de los mejores showmen  que hay en España

Tener un hijo que sigue mis pasos es un orgullo tremendo. Llevamos un espectáculo de humor familiar y a veces cuando terminamos la gente viene y me dice que tengo que aprender de él y luego a él le dicen que todavía le falta para llegar a donde he llegado yo.

Desde pequeño viste que tenía cualidades…

Sí, ya con cinco o seis años empezó con Teresa Rabal. Él llegaba a Florida Park y se escondía en los camerinos, en las giras se venía conmigo. Un día hicimos en Almería 5 funciones seguidas y él escuchaba las imitaciones en su carrito. Fue el único humorista que salió en el Veo Veo con Teresa Rabal y salió con mi gabardina de Colombo remendada por mi suegra. Luego le sacaron Cruz y Raya con 8 ó 9 años haciendo de Carrascal y hasta hoy. Él tiene su carrera, que es la de realización de televisión.

Ahora mismo haces un programa con él en Radio Libertad. ¿Cuál ha sido la anécdota más graciosa que os haya ocurrido?

Fue fuera de la radio, en Segovia, actuando en un chiringuito de un amigo mío al aire libre. Se puso a imitar al Rey Emérito y también a Froilán. Cuando acabamos el dueño del chiringuito nos dijo que habíamos cometido un error porque el mismo Froilán estuvo viéndonos en directo. Nos queríamos morir los dos. Los guardaespaldas se mondaron de risa.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Aparte de las galas que nos quedan, mi hijo empieza una gira con la SGAE, yo tengo mis galas de navidades, a finales de diciembre jugamos un partido entre humoristas y amigos contra toreros en memoria de Tony Leblanc. En febrero estoy preparando un festival para Haití, en Móstoles. Hago muchas cosas para la Asociación del Humorismo Español (Ashumes).

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