La Comunidad de Madrid ha avalado el informe ambiental del proyecto. Ahora se ha pasado a la Comisión de Urbanismo para ser aprobado en el Pleno del Ayuntamiento, que se celebrará próximamente. Por tanto, ya hay luz verde para el Proyecto de Prolongación de la Castellana, que transformará la zona norte de Madrid, con los distritos de Chamartín y Fuencarral-El Pardo como protagonistas.
El proyecto supondrá la construcción de 17.000 viviendas. La prolongación hacia el norte cubrirá 2,8 kilómetros, hasta conectarse con la M-40 y liberará unos 3,1 m2 de terreno edificable.
Una vez concluidas las obras -dentro de 10 ó 15 años- esta zona será uno de los motores económicos de la ciudad, donde se van a generar más de 25.000 empleos.
Pero no todo es positivo, según Mª Ángeles Sánchez, presidenta de la Asociación de Vecinos del barrio de Begoña, “nuestro barrio va a ser uno de los más afectados, por la proximidad de las viviendas a las futuras obras, en la Avenida Llano Castellano y San Modesto”. Pero, sin embargo, denuncian que “dos de las actuaciones más importantes de la obra, el soterramiento de las vías y de la M-30, no se realizan en el barrio”.
Uno de los problemas más importantes de Begoña es el ruido provocado por el paso del tren y de la M-30 junto a las viviendas. Y tras la Operación Chamartín, “parece ser que el ruido va a seguir. No se han tenido en cuenta las reivindicaciones de los vecinos de Begoña; no formamos parte del proyecto porque no le ofrecemos terrenos, pero sí que estamos afectados”, ha explicado Mª Ángeles.
La A.V. cree que el proyecto va a generar muchas plusvalías, por lo que el barrio tendría que beneficiarse en algo, “ya que nos sentimos abandonados. Por ejemplo -continúa- que en las parcelas de nuevos equipamientos, frente a Llano Castellano, se tenga en cuenta el barrio y se construyan equipamientos necesarios para Begoña, que son muchos”.