El espectador descubrirá que siempre es buen momento para descubrir nuevas, simpáticas y tiernas maneras de interpretar el arte. Kaïma parece dispuesta a apostar por este concepto y rompe con sus obras, el concepto que tenemos de las piedras como algo rígido, frío e inexpresivo.
Los cuadros están enfocados a proporcionar diálogos sensibles, hacer crecer y desarrollar la creatividad y con una clara intención de comunicarse con todo tipo de público. En la mayoría de sus obras, el espectador inevitablemente se identifica de forma automática con el contenido de sus obras con esos títulos tan concretos y netamente narrativos. Sorprende encontrar en sus obras, personajes con facciones bien definidas, gracias a los agujeros que presentan.
Pero sin duda lo más sorprendente de sus creaciones, es descubrir que han sido “diseñadas” por la erosión del mar. Auténticamente mágico y alejado de lo inusualmente visto. Su exposición es un mundo de sensaciones positivas, en las que se encontrarán paralelismos de la vida cotidiana en cada una de sus obras.