El barrio de Valdebebas (Hortaleza) se levantó en 2011 sin los servicios y equipamientos públicos más básicos. Hace un año y medio, este nuevo barrio del norte de Madrid vio nacer a su asociación vecinal como plataforma. Hoy cuenta con más de 500 socios, quienes hoy después de meses de pelea en los despachos de la Administración, en la calle y en las redes sociales, celebrarán la apertura de la estación de Cercanías de Valdebebas, sin inauguración oficial por estar en periodo electoral. “Los habitantes del nuevo desarrollo, que adolece de serios problemas de movilidad y conexión con el centro de la ciudad, estaban cada vez más indignados al comprobar, día tras día, como las telarañas se adueñaban una estación que fue finalizada en 2011”, denuncia la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos (FRAVM).
Los trenes de la línea C-1 circularán por fin desde hoy en el barrio y la entidad vecinal no quiere pasar la ocasión para festejar esta “victoria ciudadana”. A las 20:00 ha convocado al vecindario a un acto en el que no faltarán el tradicional corte de cinta y la foto del primer viaje de las “autoridades vecinales” para comprobar la calidad del servicio. Tal y como ha adelantado Vanessa Rodríguez, presidenta de la Asociación Vecinal de Valdebebas, “haremos un agradecimiento público a las administraciones, a las formaciones políticas que, con voluntad unánime, nos han ayudado a impulsar la apertura de este servicio público, pero especialmente, muy especialmente, a todos los vecinos de Valdebebas, por su apoyo, por su lucha incansable, por seguir y secundar las iniciativas y campañas vecinales que durante tanto tiempo hemos llevado a cabo para que hoy podamos afirmar que tendrá lugar la apertura del Cercanías”.
Otras reivindicaciones
La entidad ciudadana aprovechará el acto festivo para manifestar otras dos de sus reivindicaciones urgentes: la apertura de la calle Sáenz de Oiza y la construcción de un centro educativo público que permita a los niños y chavales cursar todas las etapas educativas en el barrio. Sáenz de Oiza es una vía que fue finalizada hace más de un año pero carece aún de iluminación. Cuando se inaugure al tráfico, servirá para ahorrar a los vecinos un trayecto de unos ocho kilómetros en su salida hacia el norte, ya sea en dirección a Sanchinarro o a la A1.
A pesar de todo aún queda mucho por conseguir en el barrio, que hoy cuenta con más de 9.000 habitantes “y un alto porcentaje de familias con niños, carece de equipamientos educativos públicos”, concluyen desde la FRAVM.
