(EFE). Para calcular el precio, se pidió un inventario a Bonopark, se valoraron los activos y la estructura de costes y se llegó al precio final de 10,5 millones, por debajo de los 36 millones, «de risa» que la empresa concesionaria pidió al inicio, petición que luego bajó hasta los 16 millones de euros, según ha detallado García Uceda en la comisión de investigación de Bicimad.
Al firmar el contrato de cesión en otoño de 2016, la EMT hizo un nuevo inventario, esta vez de forma directa, contando «una a una las bicicletas que estaban en la calle»; Hallaron 900 circulando, cerca de 700 en el taller y 160 pendientes de peritaciones. Cada bicicleta está valorada en 1.000 euros mientras que las estaciones -cerca de 300- valen 32.000 euros cada una.
Ambas «funcionaban mal» y han sido mejoradas por la EMT, que ha sumado GPS a los vehículos para mejorar la recuperación, así como el motor, la batería y los frenos, además de mejorar el anclaje. La cesión del contrato contenía seis meses de carencia para que Bonopark asegurase las condiciones exigidas por la EMT y mejorase los anclajes y la empresa llegó tanto al número de bicicletas acordadas como a mejorar las estaciones, según el director de Servicios de la Movilidad de la EMT.
García Uceda ha defendido asimismo que la cesión del contrato era la fórmula adecuada para cambiar la gestión del servicio sin interrumpir la prestación y sin que se judicializase el contrato, para el que Bicimad pedía un reequilibrio que «le levantase el negocio», según el profesional de la EMT.
Respecto a las valoraciones de Bicimad sin firma, el director de servicios de movilidad ha explicado que se trabaja con documentos internos sin sellar -si todo pasase por registro estarían «parados», ha asegurado- y que solo los informes «que son oficiales y que van a formar parte de expedientes se firman».
Preguntado sobre las convalidaciones para que Bonopark siguiese dando servicio tecnológico hasta que se diese el contrato abierto, de mantenimiento y repuestos que también obtuvo la anterior concesionaria de Bicimad, este empleado ha explicado que es «lógico» que obtuviesen el contrato ya que la patente del sistema es suya.
Pese a ello, ha defendido que por parte de la EMT se hicieron importantes «esfuerzos» para la concurrencia y para que otra empresa pudiese dar el servicio, listando más de 400 elementos necesarios, pero debido a que el resto de compañías debían negociar la patente con Bonopark era «muy difícil» que obtuvieran el servicio.
Además, García Uceda ha asegurado que no se valoró la posibilidad de comprar la patente tecnológica a Bonopark, ya que la concesionaria no se planteaba venderla y ha explicado que el coste de desarrollar un sistema paralelo era superior a los 4 millones de euros e implicaba necesariamente interrumpir el servicio.
Además, el director de Servicios de Movilidad de la EMT ha explicado que la compañía no acudió a una consultora externa para valorar el negocio de Bicimad porque tienen ese departamento en la propia EMT, que presta servicios de consultoría al Ayuntamiento de Madrid.
