Tras haberse negado en dos ocasiones a hacerlo, un juzgado de Madrid ha imputado a las dos mujeres rumanas que dijeron haber reconocido a Jamal Zougam en uno de los trenes del 11M, y cuyo testimonio ha sido clave para condenar al marroquí a 40.000 años de cárcel como autor de los atentados, según el diario El Mundo.
La sentencia que redactó el juez Javier Gómez Bermúdez utiliza en tres ocasiones la expresión "sin fisuras" para significar la credibilidad que, más allá de toda duda razonable, le habían merecido al tribunal las identificaciones que hicieron en la vista oral C-65 y J-70, de las que también elogia su "firmeza y seguridad encomiables". Ahora, nuevos documentos en poder de la juez Sánchez le han hecho apreciar que existen indicios de que ambas mujeres, de nacionalidad rumana, habrían podido cometer un delito de falso testimonio. Se trata de documentación que se ha recibido en el juzgado en los últimos meses y que confirmaría en buena medida la información publicada por El Mundo en diciembre de 2011.
Así, la Audiencia de Madrid ha ordenado investigar si las dos testigos clave "pudieron confabularse con la finalidad de alcanzar ciertos beneficios personales y económicos faltando a la verdad en las manifestaciones que realizaron en la vista". Esa es, de hecho, la versión que el propio Zougam ha defendido en los juzgados.