El portavoz del grupo municipal socialista, Jaime Lissavetzky, considera que el “ajustazo” anunciado por la alcaldesa Ana Botella es un hecho específico de la ciudad de Madrid, consecuencia de la “enorme deuda” generada por la “política en 3D del Consistorio: derroche, desmesura y despilfarro”. Sostiene el portavoz que las medidas “megalómanas” del Ayuntamiento han derivado en una deuda a proveedores de 1017 millones de euros que, ahora, obligan al equipo municipal a promover un plan de ajuste que hará Madrid más caro, puede repercutir en la calidad de los servicios, congela el salario de los trabajadores municipales hasta 2017 y abre la puerta a ERE en las empresas municipales.
El portavoz opina que, más allá de la crisis económica internacional y la que afecta al sector inmobiliario, la situación de las arcas del Ayuntamiento de Madrid tiene una peculiaridad que no presentan otros ayuntamientos derivada de la deuda generada por las decisiones que han adoptado en los últimos años. “Al no reconocer el problema es difícil que se solucione. El equipo municipal padece una patología administrativa de gestión, actúa por sobresaltos y no con previsión” –destaca. “Consecuencia de ello -ha añadido- es que Madrid deberá abonar 334 millones en intereses por retrasarse en sus pagos a proveedores”.
Lissavetzky ha recordado que los socialistas están a favor de la austeridad y de resolver la cuestión del pago a proveedores, pero sostiene que esta medida no puede convertir a Madrid en una ciudad más cara, repercutir en los servicios y generar despidos.
