El grupo de expertos que ha analizado los cinco proyectos no ha elaborado en esta ocasión una clasificación de las candidatas, pero las notas concedidas en cada apartado -una horquilla de notas, en realidad- sitúan a Madrid y Tokio claramente por encima de Estambul. Madrid supera a la ciudad turca en todo excepto en los capítulos financiero y de apoyo popular y gubernamental, y está por delante de Tokio en sedes, experiencia, medio ambiente, energía y apoyo. Empata con la capital japonesa en transporte, servicios médicos, telecomunicaciones y aspectos legales, mientras que Tokio ‘gana’ a Madrid en Villa Olímpica, centros de prensa, alojamiento, seguridad y finanzas. En cifras, Madrid sólo baja del siete en el apartado financiero, pero llega o supera el nueve en todos los demás excepto en seguridad.
Tras la criba, el juego de 2020 se reduce a una ciudad europea, una asiática y una tercera que se reparte entre los dos continentes. Madrid es candidata por tercera vez consecutiva y Tokio por segunda, y Estambul pide los Juegos por quinta ocasión, aunque sólo en una había pasado el corte. No obstante, y pese a las buenas calificaciones, el COI pone objeciones a las tres finalistas. El informe final habla del riesgo que comporta la situación económica de España, aunque lo minimiza por considerar que la mayoría de las obras están ya hechas. Pero las que quedan requerirán un esfuerzo, y a Madrid puede resultarle difícil encontrar patrocinadores, advierte el COI. A Estambul se le recomienda abiertamente que se olvide de sus planes de organizar en el mismo 2020 la Eurocopa de fútbol y se centre en los Juegos. De Tokio preocupa el apartado energético, tras la crisis nuclear provocada por el terremoto y el tsunami de marzo de 2011; y el COI le pone deberes: la candidatura necesita entusiasmar a los ciudadanos para superar ese 65% de apoyo popular con el que cuentan.
La ‘incógnita Doha’ se ha resuelto en su contra. Es decir, a favor de las otras ciudades, que temían la potencia económica de Catar en la fase final de la lucha por los Juegos. El grupo de expertos designado por el COI, tras examinar sólo sobre el papel los proyectos de las cinco aspirantes, no ha hecho una recomendación clara sobre Doha y ha obligado a la Ejecutiva del COI a decidir al respecto, tras poner de manifiesto los numerosos problemas que implicaría esta candidatura. Entre ellos, el informe cita la organización en un país tan pequeño del Mundial de Fútbol de 2022, ya concedido, y de los Juegos, así como los horarios y sistemas necesarios para controlar las altas temperaturas y el impacto medioambiental de los grandes obras que requerirían unos Juegos en Doha. La Ejecutiva, con el presidente del COI, el belga Jacques Rogge, al frente, ha vuelto a cortar el paso a Doha, como hizo hace cuatro años cuando no le gustaron las fechas que propuso para los Juegos. Ahora siguen sin gustarle.
Bakú no ha tenido opción. El informe recomendaba su eliminación por no ver posible la organización de unos Juegos en una ciudad con su tamaño e infraestructuras. Su falta de experiencia en competiciones deportivas y grandes carencias observadas en alojamiento y transporte tampoco han ayudado a la capital de Azerbaiyán. Pasar el corte con mejor o peor nota no permite adivinar qué pasará en la votación final del año próximo. De hecho, las ciudades que en los dos procesos anteriores fueron las mejor puntuadas en esta evaluación técnica (París y Tokio) no fueron luego las elegidas para organizar los Juegos (Londres y Río de Janeiro). En Buenos Aires no será una decisión de la Ejecutiva del COI, formada por quince personas, sino de los 106 miembros del organismo, a los que las candidatas tienen que empezar a ganarse desde hoy. Las finalistas deben pagar al COI medio millón de dólares como canon para seguir adelante. Su próxima misión será elaborar un informe de candidatura y preparar sus infraestructuras y equipos humanos para la visita de la Comisión de Evaluación del COI la próxima primavera de 2013.
