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Marruecos, todo un placer

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¿Por qué a lo largo de los siglos, pintores y escritores de fama se han dejado seducir por los paisajes, los olores penetrantes, los colores luminosos, los sabores intensos, la música sensual, y la gente de Marruecos? Hay muchas rutas en ese país para descubrir la misteriosa respuesta. Porque recorrer sus ciudades imperiales y los pueblos típicos es convertir en realidad aquellos viajes soñados que cautivaron nuestra imaginación. 

Un itinerario posible es empezar por Tánger. Nombre mítico que inspiró a toda una generación de artistas, escritores y políticos durante su época más internacional. Sus calles, sus hoteles y sus cafés enamoraron, entre otros, a Tennesse Williams, Samuel Beckett, Barbara Hutton y Paul Bowles. El viajero que pasee por la ciudad, entre en el Petit Socco (la medina), se siente en la terraza del Café Hafa, visite el Museo de Arte Marroquí, o se detenga, simplemente, a contemplar la inigualable panorámica de su bahía, empezará a descubrir las razones que atraparon a esos famosos personajes.

Siguiendo por la Costa Atlántica, y tras dejar atrás los numerosos vendedores ambulantes de frutas que se ubican en el arcén, se llega a la también mítica Casablanca, la ciudad inmortalizada por Ingrid Bergman y Humphrey Bogart. Casablanca es el corazón económico de Marruecos. Una urbe moderna y cosmopolita, algunos de cuyos barrios modernos recuerdan a los de Paris, pero que ha sabido conservar la mejor tradición marroquí. La Medina antigua, junto a la Plaza de Mohammed V, las avenidas de Hassan II y la de l´Armeé Royale, o el Boulevard Mohammed V, por ejemplo, conforman un entorno lleno de vitalidad, con sus tiendas, cafés, bares, restaurantes, night clubs y hoteles internacionales, como el Golden Tulip. Entre sus monumentos, merece la pena visitar la Mezquita de Hassan II. Una obra maestra de enormes dimensiones (20.000 m2), erigida en parte sobre el agua, y con una capacidad para 25.000 personas. Y, si de darse un baño se trata, Casablanca posee una de las más agradables playas.

Las excitantes Rabat y FezRabat es otra de las ciudades que puede (y debe) incluirse en este recorrido. Es la capital política de Marruecos. Una urbe elegante y tranquila, que contrasta con su excitante pasado. Ningún visitante debe olvidarse de acercarse al Palacio Real, al impresionante Mausoleo de ónix y marfil de Mohammed V, o el Zoco, así como sus importantes museos de artesanía. Por otro lado, el Café Moro es ideal para hacer una pausa y tomarse el clásico y delicioso té a la menta. Pero si de almorzar se trata, nada mejor que hacerlo en el exquisito “Le Tapis Rouge”, una cocina portentosa servida con exquisita profesionalidad.

Alejándonos de la costa hacia el interior, Fez es la primera de las ciudades imperiales que es imprescindible visitar. Es la primera ciudad de culto musulmán del país y posee una de las universidades más antiguas del mundo. Entre sus monumentos, ocupan un lugar muy destacado las Mezquitas Karaouine y la de los Andaluces, las escuelas coránicas Chahrij o Bouinania (con su reloj de pared con carrillón del año 1357), y los Museos de Arte de Batha y Amas. En el corazón de Fez se encuentra su grandiosa Medina, un auténtico laberinto de más de 12.000 callejuelas, con miles de tiendas, tanto de artesanía (curtidores, alfareros, sastres, orfebres, tejedores de alfombras) como de alimentos (dátiles, frutas, etc.) en las que, como en cualquier medina, es obligado regatear, pero con cuidado de no perderse para poder terminar de ver todos los atractivos de Fez. Marruecos es, en suma, todo un placer…

www.franciscogavilan.net
Más info: Oficina Marroquí de Turismo, c/ Ventura Rodríguez, 24, 28008 Madrid. Tel. 91.5412995.
e-mail: [email protected]

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