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Los obispos de Getafe y Alcalá, ante la Fiscalía por «incentivar el odio» contra el colectivo LGTB

El Observatorio Español contra la LGBTfobia ha llevado a los obispos de Getafe y Alcalá de Henares, Joaquín María López de Andújar y Juan Antonio Reig Plá, respectivamente, ante la Fiscalía Especializada en Delitos de Odio, al considerar que «incitan al odio y a la discriminación contra el colectivo LGBT», a través de la carta que han difundido contra la nueva ley contra la LGTBIfobia. Además, a través de un comunicado, el observatorio ha indicado que están estudiando interponer una querella penal contra los obispos, a los que acusa de «incitación a la insumisión ante la ley», lo que, recuerda, «es delito» y, por lo tanto, «también debería verificarse por parte de la Justicia».

La reacción del observatorio se produce después de que los obispos de Getafe y de Alcalá de Henares, Joaquín María López de Andújar y Juan Antonio Reig Pla, respectivamente, hayan calificado de «ataque a la libertad religiosa y de conciencia» la nueva ley contra la LGTBIfobia aprobada el pasado 14 de julio en la Asamblea de Madrid. En una nota hecha pública este lunes, los obispos afirman que la Ley de protección integral contra la LGTBIfobia y la discriminación por razón de orientación e identidad sexual de la Comunidad «está inspirada por una antropología no adecuada que niega la diferencia sexual varón-mujer y la unidad de la persona cuerpo-espíritu». En su opinión, esta ley «se halla en contradicción con la moral natural, acorde con la recta razón, y pretende anular la enseñanza pública de la Biblia, del Catecismo de la Iglesia Católica y del resto del Magisterio de la Iglesia referido al designio de Dios sobre el varón y la mujer». «Más aún, pretende prohibir, incluso, rezar públicamente por las personas que suplican la oración para un cambio de orientación en su vida y es un ataque y censura al derecho de los padres a educar a sus hijos según sus propias creencias y convicciones, además de un atropello a los idearios que inspiran la libertad de enseñanza», han agregado.

También han tachado la ley como un atentado a la libertad de expresión, a la libertad de cátedra, a la libertad de los científicos y profesionales en la búsqueda de la verdad, y a la libertad de las personas para orientar su vida o para pedir ayuda, incluso religiosa, en aquello que crean necesitar. «Consideramos, por ello, que se trata, en su esencia, de una ley arbitraria que no contempla ni siquiera la objeción de conciencia», han señalado los obispos, para quienes los partidos políticos del arco parlamentario, los grandes sindicatos, la mayoría de los medios de comunicación y muchas de las grandes empresas «quieren imponer ideológicamente un pensamiento único que anule la libertad y el coraje de buscar la verdad de la persona humana, en su unidad cuerpo-espíritu y en su diferencia sexual varón-mujer».

Asimismo, han subrayado que «cuando no se busca la verdad, cuando no se respetan ni siquiera los argumentos de la biología inherente a la genealogía de la persona, se impone por ley la ideología -en este caso la ideología de género- y se coacciona la libertad con sanciones y persecución, lo que no es nada nuevo bajo el sol». «Entre las víctimas reales de nuestra cultura del relativismo no lo son menos quienes sufren la confusión sobre su propia identidad; una confusión que, con leyes como esta, se verá aún más agravada», han apuntado. Los obispos han manifestado que es necesario y urgente promover una acción conjunta de las familias y de las asociaciones católicas «en orden a defender, con todos los medios legítimos y en todas las instancias que corresponda, la libertad religiosa y de conciencia, la libertad de los padres a educar a sus hijos según sus propias creencias y convicciones, la libertad de enseñanza y los demás derechos fundamentales que se conculcan gravemente en esta Ley». «Si nosotros callamos gritarán las piedras, pero la sanación de las heridas provocadas por estas medidas legislativas no se logra con la confrontación, que deriva en descalificaciones y amenazas de demandas judiciales porque queremos integrar, dialogar y construir, pedimos la colaboración de todas las personas de buena voluntad con verdaderos criterios de comunión, y especialmente a nuestros fieles les pedimos su oración y su participación activa que nazca de auténticos criterios eclesiales», han indicado.

Por último, han hecho un llamamiento a los católicos de sus diócesis comprometidos «en el servicio de la política, de la sanidad y de la educación, así como a los esposos y padres de familia, a las personas consagradas y sacerdotes, a colaborar, cada cual según su propia vocación, en la edificación de una cultura que venza las mentiras de las ideologías y se abra a la verdad de la creación y de la persona humana, garantía ineludible de la libertad». «Luchamos contra el mal llevando el bálsamo de la misericordia a los que sufren la herida de la confusión y del error, pues su médico es Cristo y el hospital de campaña donde llevarlos y sanarlos es la posada de la Iglesia», han concluido.»Nueva injerencia de la jerarquía católica»Por su parte, el Observatorio Español contra la LGTBfobia ha hecho un llamamiento al ministro de Justicia, Rafael Catalá, y al Consejo General del Poder Judicial a que se pronuncien «sobre la incitación a la insumisión de leyes proclamada por los obispos». En el mismo sentido, ha instado «a la totalidad de la sociedad civil y a todos los partidos políticos a que condenen y denuncien sin paliativos este discurso de odio, que tanto daño sigue haciendo a nuestra sociedad, incitando la discriminación, la injusticia y hasta incluso la violencia». Desde el Observatorio Español contra la LGBTfobia se han declarado «consternados, insultados y humillados con esta nueva grave injerencia de una parte de la Jerarquía Católica en la Comunidad de Madrid».

El colectivo reprocha a los obispos que califiquen la ley de «ataque a la libertad religiosa y de conciencia» y, en palabras del director del Observatorio, Paco Ramírez, sostiene que «la libertad religiosa y la libertad de expresión son ampliamente respetadas en nuestro país, cuando no son infinitas y tienen límites cuando afectan a las otras personas». Por otro lado, critica que los obispos alerten de que se quiere imponer la ‘ideología de género’ y un ‘pensamiento único’, «cuando la Iglesia Católica lleva dos milenios imponiendo la suya a costa de matar, agredir, insultar y encarcelar personas». «Hablan de un pensamiento único, cuando eso es precisamente lo que imponen con su visión fundamentalista de la moral católica, sin abrirse a sus propios feligreses y encontrándose lejos de la inmensa mayoría de la sociedad española», sostiene Ramírez.

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