El miedo a que sus domicilios sean asaltados cuando no hay personas que se encuentran en el mismo se sitúa en más del 31% de la población, seguido del recelo a sufrir daños materiales y los robos.
Para evitar estas situaciones, las cámaras de seguridad siguen siendo una de las medidas más valoradas por los ciudadanos, con un 70,18% de aceptación, consiguiendo de esta manera «disuadir a los ladrones y contar con pruebas en caso de robo», aunque también con el objetivo de la atención recibida por terceros a familiares -personas mayores e hijos- en el inmueble.
Preguntados por lo que más les preocuparía en el caso de que se produjese una intrusión en su vivienda habitual, los encuestados han destacado que sus mayores temores serían que les «destrozaran» la casa (49,12%), que «okuparan» su vivienda (46,67%), o que se llevaran «objetos personales o recuerdos» (24,56%).
