Los hechos se desencadenaron cuando el individuo, que se encontraba con su compañera sentimental en un bar tras asistir a un concierto, le dijo a su compañera sentimental que quería volver a casa. Entonces ella le respondió con reproches, además de patadas, empujones y tirones de pelo. Tras la discusión se separaron y él se fue al domicilio; ella llegaría más tarde, aunque se encontraba más alterada y violenta.
La acusada ordenó al varón que se fuese a casa de su madre a dormir; mandato que de nuevo vino acompañado de puñetazos y patadas. El hombre mantuvo su negación a abandonar la vivienda y fue en ese momento cuando la mujer cogió una botella de alcohol, la roció en un armario con ropa y la prendió fuego con una cerilla al tiempo que decía «¿No te vas?, pues mira».
El fuego se extendió rápidamente y el hombre intentó sofocarlo sin éxito mientras la procesada le acusaba de haber llegado a ese extremo por su culpa. A los pocos minutos llegaron efectivos policiales y bomberos. Hubo que desalojar el edificio, varios personas resultaron intoxicadas por el humo y los daños ascendieron a decenas de miles de euros.