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Afrontan sus ansias de comer alimentos que son “veneno” para sus vidas

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“Hay personas que le llaman problema, pero para mi es una enfermedad”. De esta forma asume Patricia, a sus 33 años, un trastorno que padece de alimentación desde hace más de diez años.

Una veintena de personas de ‘Comedores Compulsivos Anónimos’ se reúnen cada semana en la Iglesia de Nuestra Señora de la Visitación de Moratalaz. Allí comparten sus experiencias para frenar sus ansias de comer compulsivamente.

En estos encuentros tienen cabida todo tipo de personas que padecen bulimia, anorexia o trastorno por atracón. Generalmente no hay hombres, el perfil responde a una mujer de 30 a 55 años que procede “de familias que emocionalmente no están bien, aunque por fuera parezcamos que tenemos una vida normal”, según Patricia.

Para ella, “esto es una enfermedad mental que no se cura, se detiene y nosotros la intentamos frenar”.  Desde los ocho años, Patricia empezó a tener sobrepeso hasta que con 22 años llegó a engordar progresivamente hasta 40 kilos. “Me di cuenta que comía excesivas cantidades de comida y no podía parar de hacerlo” añade.

“Son veneno en mi vida”

Estas personas identifican los alimentos que cuando empiezan a comer ya no pueden parar de hacerlo. A partir de ahí, intentan es renunciar a ellos, es decir, dejar de comerlos, “porque esos alimentos son veneno en mi vida”, sentencia Patricia.

El poder del grupo es algo muy importante, “te ayuda a ver otras personas que con este programa han podido salir y te ayudan a vivir de otra manera, a saber no comer esos alimentos”, explica Patricia.

“Como si estuviera borracha”

La voz de la experiencia del grupo es Mª Carmen, con 55 años y 19 de ellos en el programa, “y aquí sigo, para mi es una forma de vida que si no contacto con el grupo se me olvida. Creo que estoy bien hasta que me empiezo a sentir mal”. Para ella “la comida es como si estuviera borracha, recurro a ella para todo, cada vez que tengo un problema, como”.

Comedores Comulsivos Anónimos u OA (Overeaters Anonymous), tiene su origen en Estados Unidos y desembarcó en España a principios de los 80. Ofrecen un programa de recuperación de la compulsión por la comida utilizando doce pasos, “al igual que otras asociaciones como Alcohólicos Anónimos,” detalla Mª Carmen. Comparten y trabajan esos pasos aplicándolos a su vida y en comunicación constante con otros miembros.

Se trata de un programa espiritual, no religioso aunque se reúnan en una iglesia de Moratalaz, ya que no pueden permitirse un local, se mantienen con sus contribuciones.

En www.comedorescompulsivos.es se puede encontrar más información de esta enfermedad desconocida para muchos. “Aquellos que piensen que la padecen que se den una oportunidad y se pasen por Moratalaz aunque solo sea para conocernos”, concluye Mª Carmen.

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