La investigación se inició a me-diados de noviembre. Desde hacía unas semanas los Agentes del Grupo de Policía Judicial de la co-misaría de Moratalaz habían detectado que, en los locales de ocio situados en las confluencias de la calle Camino de Vinateros con Arroyo de la Media Legua, había vehículos que estacionaban en doble fila y se iban a los pocos minutos sin llegar a entrar en el local. Estos hechos se producían entre las 0.00 y las 06.00 horas de la madrugada. Por ello, el local, presuntamente Eleste, fue sometido a una vigilancia más estrecha en la que los investigadores observaron que los conductores bajaban del vehículo, entablaban una pequeña conversación con los porteros y es-tos cogían algo de la parte superior de una puerta anexa al local y se lo entregaban a los clientes. En ese momento, los agentes decidieron preguntar a una de las personas que había tenido contacto con los porteros y entonces se confirmaron sus sospechas pues el individuo portaba estupefacientes.
Cocaína y 750 euros
Con las pruebas en la mano, fue en la madrugada del jueves 4 de di-ciembre cuando, el Grupo de Po-licía Judicial junto con agentes de Seguridad Ciudadana de la comisaría y de la Brigada Provincial, decidieron actuar y montaron un dispositivo a las puertas de la discoteca. Pocos minutos después los resultados fueron evidentes. Como en an-teriores ocasiones un individuo se acercaba al portero con el que intercambió dinero por estupefacientes. Les habían pillado in fraganti. En ese momento los agentes arrestaron a los porteros Otto K., Iozsef D., que cuenta con un antecedente policial por estacia ilegal, y Dorel Marcel O., quien ha estado detenido en tres ocasiones por robo con fuerza en las cosas. El encargado del pub también fue detenido.
Durante la operación, los agentes incautaron trece paquetes de sustancia estupefaciente, supuestamente cocaína, escondida dentro de un calcetín en la parte superior derecha del local anexo al pub y 750 euros.
Vecinos sorprendidos
Aunque algunos de los vecinos que residen cerca de la zona donde está el pub reconocen que los ruidos, la suciedad y algún que otro altercado, eran habituales en la zona en la que hay varios bares, afirman que no esperaban que la cosa fuera para tanto. “En ocasiones hemos llamado a la Policía por el ruido que había fuera de los locales a altas horas de la madrugada pero nunca nos habíamos imaginado que pudiera haber intercambios de drogas”, señala An-tonio. “Incluso si alguna vez se ha producido alguna pelea, ésta solía darse en otros pubs cercanos y no en ese”, continúa explicando este vecino. Los residentes también afirman que han notado que la vigilancia policial ha aumentado desde hace unas semanas en la zona y en el distrito en general y que la venta de drogas parece estar más controlada.
