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Nick Waterhouse

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Llega Nick Waterhouse a Madrid para presentar su tercer disco titulado Never twice, con sus aires de rockandrollero tímido de los cincuenta, como un Buddy Holly irónico recién levantado en el siglo XXI. Treinta años, tres discos y todo un bagaje de escuchas bien asimilado.

Conciertos de puro retro actualizado a medio camino entre la Winehouse y Eli Paperboy Reed pero sin los efectismos de ambos; y por mucho que al bueno de Nick le dé urticaria todo el tema de encajonarlo en categorías o compararlo con quien sea (suena también su nombre asociado al de James Hunter o Leon Bridges).

Lo que sí define bien sus discos son ese órgano vibrante tan característico y esa guitarra saturada a la antigua como los viejos bluesmen de Chicago cuando se electrificaron para el shuffle. Se completa el sonido con unos arreglos de metales que van empujando los temas entre maravillosas demoras, glisandos, golpes en la mesa y medios tiempos, dando juego a ese saxo tenor que fue, no nos olvidemos, punta de lanza en una época antes de ser sustituido en ese papel por las seis cuerdas.

Waterhouse fue descrito al principio de su trayectoria como un hombre joven que hace viejo rhythm ‘n’ blues, convirtiéndose en este último lustro en un icono de los activistas de sonidos viejunos, pero facturados, eso sí, desde el presente.

Nacido en el sur de California a finales de los 80, creció marcado por las referencias de sus padres en cuanto a soul, blues y rock. Fue cultivando esa tendencia primero en sus años de instituto (cuando formó su primera banda, The Intelligista) y después cuando se trasladó a San Francisco y trabajó de dependiente en una tienda de discos vintage (una historia muy en la línea del libro Alta fidelidad de Nick Hornby). Y así llegó el momento del primer single: Some Place, que voló rápido entre coleccionistas de rhythm ‘n’ blues actual; y luego un EP de cinco canciones: Is That Clear (2011). Al año siguiente, LP de debut, Time’s All Gone. El segundo: Holly, llegó en 2014. Y entre ambos se dedicó a producir la psicodelia garagera de Allah-Las.

Con la reciente entrega de Never Twice completa una trilogía con la que ha añadido toques de modernidad y ya claramente su personalidad a lo que por ahí llaman los expertos una versión indie-vintage de Chris Isaak. Toca baile en el Barceló.

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