La dirección del PSOE ha realizado ya las primeras lecturas de las elecciones autonómicas en Galicia y en el País Vasco.
El desconcierto de PSOE llega tras el batacazo de Pablo Iglesias, con el que no contaban, y el hecho de que su voto haya migrado al BNG y a Bildu. Una circunstancia que ha desplazado al partido socialista como segunda fuerza política y le ha despojado de su condición de alternativa al PP.
En Ferraz se consuelan con que parte del voto de Podemos y sus confluencias en estos territorios es un «voto protesta», pero sí aluden a un perfil de electores que nunca han apoyado ni apoyarán al PSOE. Asimismo se trata de dos territorios con un fuerte componente identitario y nacionalista; aunque admiten que deben reflexionar sobre por qué el otro votante de Podemos tampoco ha apostado por ellos.
Un análisis que la cúpula socialista reconoce que debe abordar, aunque ve la autocrítica mucho más urgente en sus socios de coalición en el Gobierno, Unidas Podemos. Ferraz no preveía ni su bajada en el País Vasco, donde ha perdido la mitad de sus escaños, ni mucho menos que se quedara sin representación en el Parlamento gallego. Las principales causas que barajan es la presencia en el Gobierno que una formación de corte asambleario como ellos no rentabiliza y a la incidencia del caso Dina; la investigación judicial que el partido morado vendió como un ataque contra ellos de las denominadas cloacas de Interior, en la que investigación judicial no ha demostrado.
Otra de las explicacines que ofrecen es que los electores buscan estabilidad y en Galicia y el País Vasco; la representan Alberto Núñez Feijóo e Iñigo Urkullu. Además, si eso se produce a nivel autonómico sucederá también en el plano nacional cuando llegue el momento. Será entonces cuando los votantes valorarán la gestión de Pedro Sánchez y su reacción al impacto del coronavirus.
