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Así anda el percal…

Víctor Vázquez

Se termina el verano y los periódicos empiezan a coger sustancia de páginas tras dos meses de levedad con hechuras de hoja parroquial. Ha venido el Papa acompañado de hordas empeñadas en maltratar guitarras al ritmo de pareados tipo ‘soy adicto a Benedicto’…, y pienso que hubiera sido un buen momento para publicar los diarios de Jesús Aguirre escondidos bajo siete llaves -¿se publicaran algún día, sin censura?

La primavera árabe sigue enquistada en Yemen y Siria pero mete puntilla en Libia. Se ha escondido Gadafi y los libios están un poco más cerca de la libertad. Mientras, juzgan a Mubarak en Egipto, un hito dentro del mundo árabe el que un dirigente sea juzgado por/en el propio país que ha dirigido. Y en Siria, Bashar, plantea raras elecciones para el 2012 buscando ganar tiempo, pero siguen los palos y sorprende la bipolaridad del Derecho Internacional según de quién estemos hablando.

Por las Españas, el Gobierno de Zetapé está moribundo y aún así va a tener que reformar la Constitución. La crisis continúa y los políticos siguen siendo los mismos mediocres de siempre con sus pamplinas que al resto nos joden la vida.

Strauss-Kahn está libre de cargos, aunque dudo que alguna vez pueda levantar cabeza política. El tratamiento de la noticia en los últimos meses unido al bombazo de las escuchas ilegales que han llevado hasta el cierre al News of the World ha generado un debate hondo en la prensa a nivel internacional sobre su presente y sobre los contrapuestos conceptos del periodismo francés y anglosajón: Privacy versus the mass media -eso que definen ya en Reino Unido como Media circus y en Francia como Media guillotine-. Dónde quedarnos entre el periodismo de hurgar en las vidas de personajes, aunque no haya ningún interés informativo de fondo (muckraking journalism), o el tan francés de autocontrol (self-censorship). Con Murdoch se ha demostrado que eso del cuarto poder no es una exageración y si el elemento en cuestión tiene la mentalidad, como indica Joe Nocera -New York Times- de un periodista de 22 años que se ha negado a crecer, cuando tiene cuatro veces más, la cosa se convierte en una bomba de relojería como así ha sido. Su filosofía -entrevista en Esquire- es clara: ‘I love competition’, ‘And I want to win’. Un poco que dice mucho.

Cómo me gustaría saber en qué asesora Aznar a este pollo.
 
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