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Batiburrillo escocés-catalán

Empecemos por el principio de este batiburrillo escocés-catalán que nos quieren hacer creer algunos. Uno de los pilares de la democracia es el cumplimiento de la Ley por lo que la primera decisión debe ser si soy demócrata o no; eso marcará la pauta de actuación. Partiendo de esa premisa no es lo mismo la decisión de votar en Escocia que en Cataluña. Primer error de tamizado gordo o de perversión de la realidad: son distintos ordenamientos jurídicos.

Estando de acuerdo con la decisión de un pueblo de querer independizarse o no, de hacerlo con una votación y de que los que voten sean, en nuestro caso, Cataluña y no toda España; surge el problema de que el entramado legal vigente no lo permite. La lucha debería centrarse primero en conseguir los cambios necesarios, dentro de marco, para hacer de la elección una votación legal. Saltarse la legalidad, aparte de desprender un tufillo utilitarista de cuando me viene bien me amparo en ella y cuando no me la salto, nos lleva a eso que escribió alguna vez Carmen Rigalt sobre la libertad en España tras la dictadura franquista de que “pasamos al aborto sin haber aprendido a follar”.

El centrar en la figura de Rajoy la decisión de dejar votar o no votar, saltándose la Ley sólo porque es el presidente de gobierno, tiene varias lecturas: por un lado visualizar un enemigo exterior que les permite ser víctimas unidas y, por otro, equivocarse con la personificación del poder en un ser carnal como ya hicieron fundiendo y confundiendo el concepto de Cataluña con el hasta ahora diosillo Pujol –señores, la democracia es algo que está por encima del fulano de turno, algo propio de otros regímenes.

Es también tamizado de grano gordo o perversión de la realidad asimilar democracia sólo con votación. Por poner un caso radical utilizando ese mismo simplismo: imagínense que un grupo de la sociedad recopila 500.000 firmas para poder presentar un proyecto de Ley solicitando una votación para que mediante referéndum el país decida si matar a la población reclusa para ahorrarse un dinerito o seguir igual. Sería de recibo decir qué cómo no quieres que haya votación no eres demócrata y que el demócrata soy yo que sólo pido una votación..

 

Nueva generalización absurda es la utilización de que la libertad se toma, no se pide. Me parece correcto, con matices, en un sistema no democrático. De verdad lo piensa quien de boquilla así lo afirma. ¿Por qué entonces piden a Rajoy? Suena un poco a Gila pidiéndole permiso al enemigo para bombardear. Y dejaremos para otro día esa maravillosa similitud entre Oriol Junqueras y Luther King, todavía más acertada que aquella tan bien plasmada en fotografía de Carod Rovira con Jesucristo cuando el primero a plena sonrisa se calzó la corona de espinas con la palmadita del Maragall.

CODA. Josep Pla desmontando la política nacional, desde CIU a Podemos, con una sola pregunta en él recurrente:“¿Quién lo paga?”

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