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Cataluña o la paradoja de la fuerza irresistible

¿Qué sucedería si un tren imparable chocase con una roca inamovible? Esta paradoja no tiene respuesta puesto que no pueden existir ambos objetos a la vez. Por tanto, o el tren no es imparable y parará, o la roca no es inamovible, y se moverá. Lo más probable es que la roca se mueva a la vez que el tren se detiene, es decir, ninguno de los dos objetos poseía la característica que le describe.

Me recuerda esta paradoja a la fuerza irresistible con la que nos quiere presentar Artur Mas el proceso del referéndum catalán, al tiempo que en el lado opuesto vemos la postura inmóvil con la que Rajoy aborda ese proceso. 

¿Son realmente dos fuerzas invencibles? Pocos habrá que puedan admirar a Mas como una fuerza imparable, pero muchos menos aún que tengan en Rajoy la imagen de una roca inamovible. En realidad Rajoy más que una roca sólida creo que se asemeja a un Don Tancredo, disimulando y dejando hacer a su alrededor mientras se mueve lo menos posible con la intención de que nadie se fije en él y las cosas se arreglen por sí solas. Le ha funcionado incluso para llegar a ser Presidente del Gobierno. “Que no me vean, que no me pregunten, que no me comprometan”. Como ha hecho durante meses con la Ley del Aborto de Gallardón. Esa actitud de mirar para otro lado le ha servido para temas como la corrupción en su partido, en el cual, por medio de plasmas o respuestas del tipo “la segunda ya tal” ha ido capeando y parece que tiene intención de seguir así. 

Sin embargo, con el problema de la consulta soberanista, su teoría de que lo mejor es no hacer nada, disimular y dejar pasar el tiempo ha contribuido claramente a complicar la situación. Pasar de puntillas sobre este asunto durante tanto tiempo no ha servido más que para facilitar que la situación se complique mucho más y pueda terminar mal, tanto para Cataluña como para España.

Más de dos años llevamos viendo como el tren que se dice imparable se acerca de manera continua a la roca que se dice inamovible. Ha habido ocasiones más que suficientes para poder arreglar el tema pero no hemos asistido ni siquiera a un pequeño intento. Oportunidades perdidas todas ellas mientras se acercaba el momento final. Lo más lógico, como decía al principio, es que ese tren se detenga pero que la roca se desplace. Podíamos haber ahorrado tanto esfuerzo en intentar lo contrario.

No se les puede pedir al tren y a la roca que hablen para evitar la catástrofe, pero los dos personajes de los que hablaba deberían haberlo hecho hace mucho tiempo.

http://elola.blogia.com

@JJElola

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