El Ayuntamiento de Madrid es un enorme aparato burocrático cuya complejidad apenas es conocida. ‘Suenan’ los distritos, se conoce vagamente que hay unas Áreas que se ocupan de los aspectos clave de la gestión municipal (como el Urbanismo, el Medio Ambiente, los Servicios Sociales…), pero reina el desconocimiento más absoluto, por lo menos a pie de calle, con las empresas públicas municipales. Y ahí precisamente tiene la ciudad de Madrid un gravísimo problema.
El Ayuntamiento es titular del 100% de seis compañías: la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS), la Empresa Municipal de Transportes, Madrid Arte y Cultura (MACSA), Madrid Espacios y Congresos, Madrid Movilidad y Madrid Visitors and Convention Bureau. De todas, salvo la EMT, se puede discutir su necesidad o capacidad de supervivencia, cuando no están sobre la mesa ambos conceptos: utilidad y futuro.
La situación más grave es la de la EMVS. Creada en 1981, su fin es eminentemente social: facilitar el acceso a la vivienda de los madrileños. Hasta el año 2003, su modelo funcionaba, pero entonces el PP decidió darle una vuelta de tuerca, y la EMVS comenzó a comprar suelo.
Fue el pistoletazo de salida del desastre: la empresa perdió el año pasado 33,7 millones de euros, que se unen a los 26,2 millones de 2011, pero lo más preocupante es su desorbitada deuda, superior a los 861 millones de euros. ¿Cómo se ha llegado hasta aquí? Pues, entre otras cosas, y es solo un ejemplo, comprando suelo en una sola operación por 175,5 millones en junio de 2008, cuando hoy esos 895.000 metros cuadrados valen 32,5 millones. Ahora, mientras la EMVS quiere echar a algunos de sus inquilinos para vender a la desesperada edificios, el propio Ayuntamiento reconoce que no sabe qué hacer con su política de vivienda.
Tampoco es fácil la situación de Madrid Espacios y Congresos (Madridec), que se ocupa de gestionar y rentabilizar recintos municipales como la Caja Mágica y el Madrid Arena. Hablamos de una empresa que pierde 24,3 millones de euros anuales y que paga 13,5 millones de euros en gastos financieros, pero en vez de atacar el problema de raíz (es decir, unos activos casi imposibles de rentabilizar y un enorme problema financiero), el Ayuntamiento ha optado por un ERE que no soluciona nada.
Las otras tres empresas municipales podrían tener una salida muy parecida: su integración en su respectiva Área de Gobierno. Son Madrid Movilidad, encargada de grúas y garajes municipales, que correspondería a Medio Ambiente y Movilidad, Madrid Visitors and Convention Bureau, que podría promocionar perfectamente la ciudad como destino turístico desde el Área de Economía y MACSA, que prácticamente replica la estructura del Área de Las Artes, si es que no la suplanta. Resulta muy llamativo este último caso: una empresa que pierde dinero y tiene una cifra de negocios de 11,5 millones de euros dedica 16,7 millones de euros a salarios. El castillo de naipes se sostiene por una subvención pública de 27,2 millones de euros. Y todo, insisto, cuando Las Artes podría realizar perfectamente su papel.
Decía Ortega y Gasset que toda realidad ignorada prepara su venganza. El Ayuntamiento de Madrid ha pretendido ignorar durante los últimos años el enorme problema que estaba creando su mala gestión de las empresas municipales a toda la ciudad. Ahora esa realidad ignorada nos pasa la cuenta. Y la pagamos todos.
