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De CASTA le viene al galgo

El refranero español es muy jugoso. Aunque es evidente que siempre acierta porque hay refranes para una situación y la contraria, en este caso es evidente su sabiduría.

Ramón Espinar Gallego, ilustre miembro del PSOE madrileño, fue vicepresidente y consejero de Caja Madrid durante quince años, en representación de un sindicato. Como tal, se aprovechó -supuestamente- de su tarjeta Black para gastar 178000 euros del dinero de la Caja. Un dinero que pasó a ser de todos cuando fue intervenida y salvada por el Estado.

Cuando este señor estaba «gastando» un dinero opaco fiscalmente, un dinero que no se ganó con el sudor de su frente, su hijito Ramón Espinar Merino, de profesión tuitero y becario universitario y ahora nada más y nada menos que Senador de Podemos, le pidió a papi 60000 euros para comprar una vivienda de protección en Alcobendas. Con ese dinero, que quizá -supuestamente- su papi sacó del cajero Black, y un préstamo de 90000 euros que un banco (de esos que conspiran contra la Democracia) dio a un becario que, por aquel entonces, ganaba menos de 500 euros al mes (¿a nadie le extraña eso?), el tuitero se compró ese piso. Hasta ahí, solo es objetable que el piso se lo adjudicara el alcalde de Alcobendas al niño, un alcalde que compartió consejo de administración de Caja Madrid con el papi. Pero más objetable es que, aprovechándose de un cambio normativo en la valoración de dicho piso, el niño lo vendiera un año después, sin haber vivido en él, y sacándose una plusvalía bruta de 30000 euros. Vaya operación, tuitero. Como eres profe de Máster, apúntatela para usarla como caso práctico de operación inmobiliaria de tomo y lomo. Una ganancia de 30000 euros en 12 meses. Sin riesgo, sin inversión, y sin vergüenza.

Hay que recordar que a Rita Barberá la han empapelado por blanquear -supuestamente- 1000 eurillos. Si este niño fuera del PP, le estarían haciendo escraches, poniéndole verde en los tuits y en los foros y difamándole en el Congreso (que usan como altavoz de su fango escudados en la inmunidad parlamentaria: son muy valientes).

Pues no. De casta, CASTA, sí, la CASTUZA que ellos denuncian, le viene al galgo el ser rabilargo. Ese refrán castellano que tan al pelo le viene al nene. De la casta de un ex alcalde del PSOE, su papi, que usó la puerta corredera para ser de Caja Madrid, y que usó -supuestamente- la tarjeta Black para que su hijo diera un pelotazo inmobiliario. Sé que 30000 es poco dinero, pero para algunos como yo, es demasiado. Así que no nos extrañemos de este otro caso del niño pijo de Podemos que durante dos años nos aleccionó desde su púlpito moral de Twitter para decirnos lo que está bien y lo que está mal, lo bueno y lo malo, lo que es pecado y lo que no. Pues si hace dos años especular y no vivir en tu vivienda estaba mal, lo que has hecho tú, Ramón, está muy MAL. Casta, más que casta.

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