Se cumplen los cuarenta años de la muerte de Hendrix. Terminar el día en un concierto se convierte en mi particular homenaje y los australianos The Soul Movers actúan en el Gruta 77. Perfecto. Coincidimos cenando en un bar cercano; todos menos Lizzie: muslos largos como cocodrilos, voz rotunda llena de potencias y ese punto descarado como pose casi necesaria para acompañar al gran gurú del grupo: Deniz Tek (Radio Birdman): pura actitud de rockero auténtico con rabias punkies y energías sin destilar, a pesar de su veteranía. Tek es, en directo, quien mete a la banda en remolinos y hace saltar en incendios al público con ganas de leña y rock and roll.
Sorprende al principio verlo dirigiendo este proyecto donde, además de temas propios, atacan versiones de Muddy Waters y de la número uno que, no nos engañemos, sigue siendo Aretha Franklin -Baby, I love you-. Escarbando un poco, lo que de verdad nos encontramos es que, como artista, no tiene esos tan perjudiciales complejos musicales; y que por algún lado tenía que aflorar esa infancia suya en un Detroit, hoy creativamente destrozado, que fue cuna de la Motown y de los Stooges de la Iguana.
Pero continuemos con músicos auténticos. En unos días actuará Mike Farris -The Screamin´ Cheetah Wheelies, para los despistados-, resucitado de letanías alcohólicas que afortunadamente no han mellado su voz, y con un par de discos de estudio a la espalda: uno muy bueno -Goodnight song-, otro todavía mejor -Salvation in lights-; y un tercero en directo que fue el auténtico trallazo del año pasado -Shout! Live-. Casi podríamos decir que a Farris lo han parido para pudiera grabar este tiro con The Roseland Rhythm Revue.
Caído del caballo, como un San Pablo de Gibson a la espalda, y recuperado como los bluesmen antiguos para cantarle a Dios olvidando viejos cruces de caminos, reventará Madrid con un directo apabullante con independencia del formato: a solas con una acústica zapateando como John Lee Hooker, o con toda una banda haciéndole la trasera sureña.
Dejo para el final a otro blanquito que anda por aquí tras grabar con B.B. King y tocar con Clapton. Su nombre: Joe Bonamassa, niño prodigio que fue del blues junto a Johnny Lang. Hoy, Bonamassa, en pleno ascenso al olimpo de las seis cuerdas, es un guitarrista de pentatónica musculada y con cierta hemorragia a la hora de tocar que en los tiempos lentos es capaz de sacar todo un estilazo. Un crack.