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De Vinila a Adonis, poetas

Víctor Vázquez

En una época en que los políticos siguen en su línea de indecencia operando los pechos urbanísticos de su pueblo hasta la talla XXL y llevándose los euros en wonderbras que usan como alforjas sin que pueda verse ya un campanario, tapados como están entre bloques como nichos. En una época donde todo el mundo habla de crisis con los nuevos pobres más que despistados, y mientras suben las ventas del rouge de labios y Vinila es portada del Interviú, yo me animo con la poesía, de la que dicen siempre está con neumonías: una mala salud de hierro, como la de Aleixandre, y sin embargo inmortal. Cuánto deberían aprender todos esos lloricas del cine que piden subvenciones en escalera para un arte que muchas veces ni siquiera se lo merece vistos los resultados.

Y como ya me he hecho el enemigo que todo artículo obliga y prometimos poesía, allá que vamos, y no porque la Von Bismarck no lo sea, que lo es: rockera baudelariana, nixa acuarelada y fetish al ritmo de sus andares entaconados y talle encorsetado; aunque de aquellos corsés victorianos nada quede: pues han pasado de seda salvaje a vinilo y de tener las ballenas metálicas a ser de plástico. Una lástima.

Pese a quien pese, Vinila es poesía, versos carnales en veintidós añitos de rima consonante y boca de ‘lolita’ inocente -y de inocentes están los paredones llenos-. Vamos, que como diría Umbral cuando se ponía ‘estupendo’ -’cráneo previlegiado’…- y no sabías si era un halago o un insulto, o las dos cosas a la vez: por la niña merece hasta la pena cogerse una infección; yo, de hecho, permitiría que me operara la miopía.

Vinila en realidad se llama Irene, como aquella otra tan interesante de apellido Adler que ganó a Sherlock Holmes dejándolo acomplejado; claro que se echó tierra sobre el asunto y entonces subió como la espuma el profesor Moriarty, que como mucho lograba empatar con el detective misántropo y morfinómano al lograr escapar. Seguro que Conan Doyle contrató el mismo lobby para su personaje que Aznar para que le dieran la medalla del Congreso en la U.S.A. de Bush; ese lobby tan criticado por el PSOE que sin embargo ahora también contratan para que el maestro de la diplomacia Zetapé pueda ir a la cumbre para la refundación del capitalismo (sic).

Pero a lo que íbamos: si Irene guerrea como Vinila, Ali Ahmat Said lo hace como Adonis, y Adonis ha estado en Madrid, y Adonis es el poeta vivo, no diremos el número uno pues esto es arte y no atletismo, más trascendente del panorama actual. Nacido en Siria, poeta y ensayista, conocedor profundo de la poesía occidental y un faro de la poesía árabe del presente que nos alumbra además el pasado: ese oro puro que es la poesía árabe pre-islámica tan hecha de un poquito de agua que sin embargo puede apagar un sol, sin complejos, sin censuras. Ha estado en la calle Alcalá presentando la traducción de su ensayo que relaciona sufismo y surrealismo en el que explica, entre otras cosas, la no relación entre mística y religión; pues claro, y si no que se lo digan a San Juan de la Cruz a pesar de muchos.

Ad latere: Hoy he sido fiel a Ruano: el artículo como un chorizo, se ata por arriba y por abajo para poder meterle por dentro un poco de todo. Amén.
 

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